Para superar su crisis Volkswagen se apunta a la fabricación de equipo militar

El martes el director de Volkswagen, Oliver Blume, afirmó en una conferencia de prensa en Wolfsburg que la multinacional está abierta a considerar la producción de equipo militar para el ejército alemán.

Blume destacó la experiencia automotriz de Volkswagen como un recurso que podría adaptarse para fabricar vehículos militares, señalando que en el pasado ya lo hicieron, en referencia histórica a la producción de vehículos como el Kübelwagen y el Schwimmwagen para la Wehrmacht durante la Segunda Guerra Mundial, así como el Type 181 para el ejército alemán occidental en la posguerra.

Las plantas de Volkswagen en Alemania tienen la capacidad industrial para reconvertirse a la fabricación militar. La posibilidad se ha planteado como una opción estratégica ante la crisis de la industria automotriz y el creciente interés europeo por el rearme.

Como venimos diciendo, el rearme europeo no está destinado a una futura guerra, y menos con Rusia, sino a combatir la crisis de superproducción y reindustrializar los países del Continente.

Desde el punto de vista técnico, las plantas de Volkswagen, como la gigantesca fábrica de Wolfsburg —la más grande del holding, con 1,6 millones de metros cuadrados de área construida— o la de Osnabrück, cuentan con infraestructura avanzada: líneas de ensamblaje, capacidad de fabricación a gran escala, y acceso a redes logísticas extensas (75 kilómetros de carreteras y 60 kilómetros de vías férreas solo en Wolfsburg).

Estas características las hacen aptas para fabricar vehículos militares o componentes, como camiones o blindados ligeros, si se adaptaran. Por ejemplo, Armin Papperger, director de Rheinmetall —una de las principales empresas militares de Europa—, dijo ayer que la planta de Osnabrück sería muy adecuada para la producción militar debido a su capacidad estructural, sugiriendo incluso una posible adquisición para fabricar equipos como el vehículo de combate Lynx.

Sin embargo, las fábricas actuales están diseñadas para vehículos civiles, con maquinaria y procesos diseñados para automóviles de consumo masivo, no para tanques o armamento pesado, que requieren grúas de alta capacidad, prensas especializadas y manejo de materiales distintos (como blindajes).

Cualquier reconversión necesitaría importantes inversiones que, a su vez, sólo se pueden si hay pedidos, contratos y dinero que permitan financiarlas.

Por lo demás, no sería nada nuevo, ni haría falta remontarse al III Reich. Rheinmetall ya colabora con MAN Truck & Bus, que es parte del holding Volkswagen a través de Traton, en la producción de camiones militares.

Empresas como Rheinmetall y KNDS ya están reconvirtiendo plantas automotrices para defensa, como la adquisición de una fábrica de vagones en Görlitz por KNDS para producir vehículos blindados.

La Guerra de Ucrania y el subsiguiente aumento de la factura eléctrica, han dado la puntilla a Volkswagen, que hace frente una caída en las exportaciones de automóviles de 2,4 millones a 1,2 millones anuales desde 2019, y a una transición imposible hacia los vehículos eléctricos, lo que ha dejado capacidad ociosa en sus 10 fábricas alemanas.

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