1. Insistir constantemente en que el marxismo está desacreditado, obsoleto y totalmente muerto y enterrado.
2. Hable constantemente de George Orwell. Cite obras suyas como «Rebelión en la granja» y/o «1984», aunque no haya estado jamás en la URSS ni haya leído esas obras ferozmente anticomunistas.
3. Todo aquel que estuvo preso bajo un régimen comunista probablemente era inocente de cualquier crimen. Los comunistas sólo encerraban a poetas inofensivos y profetas políticos que tenían un hermoso mensaje para compartir con el mundo.
4. Ataque constantemente a los regímenes «comunistas» por acciones que ocurren HOY en los regímenes capitalistas.
5. Alegue que el marxismo es utópico por su descripción de una posible sociedad futura.
6. Comience a referirse al marxismo como algún tipo de fe religiosa, mesiánica, o cualquier otra porquería espiritualista que se le ocurra.
7. Utilice constantemente palabras como «libertad» y «democracia». Llénese la boca con ellas.
8. Ataque constantemente a Stalin en relación al Tratado Molotov-Von Ribbentrop. No falla, oiga.
9. Glorifique la recién encontrada «libertad» en el Este de Europa. 10. Nada que venga de «comunistas» es fiable. A no ser que de alguna manera sirva a su favor, como el «Informe Secreto» de Kruschev de 1956 o cualquier cosa escrita por Trotski.
11. Cuando quiera usted hablar positivamente de China, es un país capitalista. Sin embargo, si quiere usted criticarla, aun es «comunista».
12. Aprenda a usar la palabra mágica: «totalitario».
De 40 normas o mandamientos nos quedamos con 12, como los apóstoles, incluido Judas.