Ardern, Primera Ministra de Nueva Zelanda |
“Hemos realizado auditorías en Nueva Zelanda. No tenemos aquí a ningún oficial de inteligencia ruso no declarado. Si los tuviéramos, los expulsaríamos”, dijo la Primera Ministra, Jacinda Ardern, a la radio pública.
Ha sido una lástima. A pesar de sus esfuerzos, no ha podido sumarse a las represalias coordinadas del campo imperialista contra el envenenamiento de los Skripal en Reino Unido.
“Cuando hay toda una serie de intereses internacionales […] ¿Me sorprende que Nueva Zelanda no esté en lo más alto de su lista? La respuesta es no”, añadió Ardern.
16 países de la Unión Europea, Estados Unidos, Ucrania, Canadá, Noruega y Australia, han expulsado a más de 100 diplomáticos rusos como consecuencia de la campaña Skripal.
El antiguo espía Serguei Skripal fue encarcelado en Moscú tras su detención en 2006 por vender información en Londres. Fue canjeado por otro espía y rehizo su vida en Gran Bretaña, donde fue envenenado el mes pasado, junto con su hija. Desde entonces Londres, seguido por sus socios imperialistas, acusa a Moscú del envenenamiento, a pesar de que reconoce que carece de pruebas.
Antigua colonia británica y aliada incondicional en Londres, Nueva Zelanda ofreció su apoyo al gobierno de May pero reconoció que no podía hacer mucho en vista de la ausencia de actividad de espionaje ruso sobre su territorio.
Pero no hay que desesperar. En la radio Ardern advirtió que su gobierno “continuará evaluando qué medidas puede tomar para apoyar a la comunidad internacional después del ataque de Salisbury”.
Ya lo saben. En nuestras antípodas no apoyan a la comedia urdida por Londres, sino a la comunidad internacional. En otras palabras: no pueden circunscribir el caso Skripal a un sólo país, sino que pretenden involucrar al mundo entero.
Nueva Zelanda pertenece al club de los “Cinco Ojos”, una alianza del espionaje de Gran Bretaña, Canadá y Australia alrededor de la CIA y Estados Unidos.