La magnetosfera de Júpiter, con forma de elipse alargada, se extiende hasta la órbita de Saturno, a la increíble distancia de 680 millones de kilómetros que es cuando están más próximos. Cuando la nave espacial Pioneer 10 cruzó la órbita de Saturno, también estuvo detrás de Júpiter con relación al Sol. En ese momento los especialistas de la misión se sorprendieron al descubrir que no podían detectar ninguna partícula cargada procedente del Sol, lo que indica que la magnetosfera de Júpiter atenúa el viento solar a una distancia de varios cientos de millones de kilómetros.
Compuesta de plasma, la cola de cometa de la Tierra, también conocida como magnetosfera, cambia de forma y de fuerza adaptándose a las cargas eléctricas procedentes del Sol (viento solar). La cola de la magnetosfera terrestre está orientada en dirección opuesta al Sol, lo mismo que la cola de los cometas, debido a los efectos eléctricos de los iones a altas velocidades.
Cuando la Luna atraviesa el plasma ionizado que rodea la Tierra, la capa de polvo de su superficie adquiere una carga negativa, que hace que se repelan y se alejen de la superficie. La diferencia de carga eléctrica entre el lado visible y el invisible de la Luna crea un «viento» de iones que fluye del lado oscuro, cargado negativamente, hacia la cara soleada, cargada positivamente. Los campos eléctricos entre los dos hemisferios presentan una diferencia de al menos 1.000 voltios.
La cola del planeta Mercurio ha sido un descubrimiento inesperado, ya que los especialistas en planetología ignoran la física del plasma. La teoría del universo eléctrico establece que la cola de un cometa se forma cuando la vaina de cometas de plasma acumula suficiente potencial eléctrico para descargar, procediendo a iluminarse. Independientemente de su propia composición, los cometas se comportan como objetos cargados eléctricamente y envueltos en plasma.
La cola de Mercurio contiene una alta concentración de átomos de sodio. En 2008, después de haber medido la cola de sodio y Mercurio, los astrofísicos del Observatorio McDonald, en Texas, encontraron que era tan largo como cuatro lunas llenas. Uno de los aspectos más interesantes de sus observaciones es que el sodio parece provenir de dos «puntos calientes» a una alta latitud sobre Mercurio.
Cuando la nave espacial Messenger pasó a toda velocidad cerca de Mercurio, los puntos calientes se localizaron donde, según los expertos, la materia se había retirado de la superficie del planeta por la «presión de radiación» del Sol. Como Mercurio no tiene atmósfera ni campo magnético que le proteja del Sol, la Luna podría ayudar a explicar esos fenómenos. Si las diferencias de voltaje de la Luna se explican por la electricidad, las peculiaridades de Mercurio también se pueden aclarar por la hipótesis eléctrica. Io, la luna de Júpiter, también podría servir como un modelo para los puntos calientes de Mercurio.
Orbitando cerca de Júpiter, Io es bombardeada por una radiación electromagnética tan intensa, que levanta casi una tonelada por segundo de gas y otros materiales de su superficie. A través de la plasmaesfera de Júpiter, Io actúa como un generador eléctrico. Una corriente de más de tres millones de amperios en 400.000 voltios fluye entre el entorno eléctrico de Júpiter y Io.
Quizá Mercurio conozca algo similar. Los puntos calientes podrían ser los focos de un plasma denso en los que Mercurio se conecta con el Sol. La erosión catódica de Mercurio podría proporcionar un motivo de que su cola parezca una estructura filamentosa que recuerda las corrientes de Birkeland.
El concepto de cola filamentosa inducida por el cambio de carga eléctrica no se aplica sólo al Sistema solar. Lo mismo que las galaxias, las estrellas también tienen cola. Mira, una estrella gigante roja, tiene una cola que se estira a lo largo de 13 años-luz. La galaxia ESO 137-001 tiene una cola de más de 200.000 años-luz de larga. Parece que todos los cuerpos celestes están movidos por el plasma que los rodea. Puesto que el Universo está compuesto en un 99,99% de partículas cargadas, podemos decir que el plasma impera en todas partes.