Fue así como se aceptó a la podrida monarquía borbónica de nefasta memoria. Fue así como se aceptó la bandera monárquica, que no era otra que la bandera franquista a la cual se le había quitado el pollo. Pero el pollo ya estaba instalado en La Zarzuela, y no hacía falta ponerlo en la bandera. En eso la derecha no se irritó, y transigió.
Los viejos luchadores comunistas se vieron así desautorizados y frustrados; y luego se transigió eliminando el leninismo y se transigió con el propio PCE, y se transformó en IU (Izquierda Hundida).
Pero no importaba nada. Lo importante era que Dolores Ibárruri y Rafael Alberti, y Santiago Carrillo sentaran sus culos en el Congreso de los Diputados, y aparecieron las Cristina Almeida, los López Garrido, los Gaspar Llamazares, los Cayo Lara y los Garzón que dieron nuevos bríos a las posturas cada vez más socialdemócratas y más arrimadas a PSOE. Llegaron a pactar con el PP (Partido Podrido) en Extremadura para desplazar al PSOE. Siempre defendiendo las mejores causas.
Pero estos días hemos asistido a un espectáculo único en el mundo. Dos titiriteros fueron a prisión, bajo el régimen FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento) que se aplica a los presos acusados de pertenencia a una organización terrorista, acusados de algo tan vago y etéreo como “enaltecimiento del terrorismo”, porque unos muñecos del guiñol mostraban un cartel que ponía “gora alqa eta”, remedando a las organizaciones Al Qaeda y ETA, que juntas son inconcebibles, ya que la primera es una organización yihadista que ha instaurado el terror en Afganistán y en el Medio Oriente, y la segunda es una organización militar con presencia en el país vasco, pero de ideología marxista, y que hace ya varios años que ha hecho abandono público de la violencia como medio para cambiar la sociedad.
Los dos desgraciados titiriteros fueron linchados (en sentido figurado) por personajes tan nauseabundos como Esperanza Aguirre, y también como Manuela Carmena, que sólo con la boca pequeña condenó su ingreso en prisión. Recuerdo cuando Manuela Carmena asumió como alcaldesa de Madrid, y dijo que iba a “seducir” a la derecha (nada de combatirla), para no irritarla. A ver si se cabrean y nos echan de la Alcaldía.
Como vemos, el slogan de no irritar a la derecha está muy vivo, y esta vez sirve para enchironar a dos desgraciados titiriteros. Pero, permítanme una curiosidad más: los titiriteros fueron puestos en libertad y deberán presentarse todos los días en el juzgado de la Audiencia Nacional a cargo del juez y ex inspector de policía Ismael Moreno (un demócrata de toda la vida), ya que entre otras cosas no hay peligro de reiteración delictiva (que no podrán hacer teatro de títeres), ya que les fueron confiscados los muñecos y el cartelito. Como si no pudieran hacer otros muñecos.
Pero no sigamos escribiendo. A ver si se irrita la derecha.