Damián Patcher, anunció la muerte de Nisman al tiempo que la Prefectura Naval entraba en el domicilio del fiscal |
Fabián Ferrante
En nuestra primera impresión acerca de la muerte del fiscal Alberto Nisman, concluimos en que se trató de una operación de «Falsa bandera». Vale decir, algo que se comete, con la intención de que las sospechas de autoría intelectual y material, recaigan sobre un tercero.
Hasta el presente, la muerte de Alberto Nisman disparó múltiples hipótesis. Se asume casi con naturalidad que se ha tratado de un homicidio, pero nadie puede decir, a ciencia cierta, quiénes fueron sus autores intelectuales y materiales. Un crimen del gobierno, un crimen del sector desplazado de la Side para inculpar al gobierno, un crimen de agentes iraníes, un crimen pasional… Pero desde marzo 3 del año 15, luego de la exposición del premier israelí Benjamin Netanyahu, ante el Congreso de los Estados Unidos, se incorpora, de manera natural, una nueva hipótesis a las preexistentes.
Una hipótesis que obliga a formular ciertas consideraciones vinculadas a la geopolítica, y a mirar hacia el conflicto del oriente medio, en lo general, y, hacia el Estado de Israel, en lo particular.
En 2005, Néstor Kirchner crea la Unidad Fiscal de Investigación AMIA, y pone a su frente al fiscal Alberto Nisman, que ya venía trabajando en la causa AMIA. A estos efectos, se arma un equipo de trabajo bicéfalo, con el propio Nisman, como fiscal a cargo, y con el agente de inteligencia Jaime Stiuso, como el encargado de proveer la información sensible, proveniente de sus contactos y fuentes de servicios de inteligencia internacionales, como la CIA (USA), y el Mossad (Israel).
Básicamente, lo que hizo esta unidad al mando de Nisman fue reactivar la causa AMIA, que estaba semiparalizada en la pista siria y su necesaria logística local, y llevarla hacia la pista iraní, inculpando a funcionarios de ese país en la voladura de la sede israelita de Buenos Aires. Eran tiempos en que USA estaba muy enfrentada con Irán, y el vuelco de la causa AMIA contribuía a esa cuestión, exhibiendo a Irán como sede del terrorismo internacional por excelencia.
Naturalmente, la causa redirigida se empantanó por la negativa de Irán en extraditar a los imputados, para que sean enjuiciados.
Luego de haber estado cerca de una invasión americana sobre Irán, en tiempos de George Bush (h), desde fines de 2009 la administración Obama comenzó a modificar la política de USA respecto de Irán, y el país islámico paulatinamente fue dejando de ser señalado como un enemigo tan siniestro.
Es aquí donde hay que entender la repercusión local, (en Argentina), de aquél viraje de las relaciones entre USA e Irán. Iba, de modo directo, sobre el tema AMIA.
Conforme Irán va dejando de ser considerado el eje del terrorismo internacional, la causa AMIA redirigida va convirtiéndose en un problema. Sin ánimo de pretender juzgar, acometiendo tareas que no nos corresponden, hay que decir que, en realidad, existen varios indicadores de que Irán no fue el responsable de la voladura de la AMIA.
Cristina Kirchner, pésima presidente y administradora, pero, en ocasiones, rápida de reflejos, entendió que las nuevas condiciones internacionales la habilitaban para una jugada de doble ganancia. Desvincular a Irán de la causa AMIA, para obtener beneficios económicos desde oriente, y beneficios políticos desde occidente (USA). Pretendió contribuir a la nueva política de USA respecto de Irán, volviendo a redireccionar una causa que ya había manipulado Néstor Kirchner, de la mano de Nisman y Stiuso.
Dicho de otra manera. Así como Kirchner muñequeó la causa para ir, de la pista siria, a la iraní, CFK trató de ir, de la pista Iraní, hacia una nueva; esos «sospechosos locales» de los que Nisman habla en su denuncia, o incluso, hacia ninguna. Daba lo mismo.
El tema no era avanzar en la resolución de la causa AMIA, sino exculpar, por interés, a los iraníes incriminados por su marido.
Por eso, desde fines de 2012, comienza una ronda de negociaciones con Irán, que terminaría redundando en el conocido Memorándum de Entendimiento, que tanto ruido hizo, en su momento, y que volvió a salir a la luz, en ocasión de la denuncia y posterior muerte de Alberto Nisman.
Israel entra en el juego
Uno de los indicios que invitan a mirar hacia Israel, pasa por el hecho de que fue, curiosamente o no tanto, «Debka file», un sitio web israelí vinculado a inteligencia militar, que tiene sede en Jerusalem, el que publicó e instaló la hipótesis de un falso desertor iraní, Abbas Haqiqat-Ju, como presunto asesino de Alberto Nisman.
A poco de analizar la especie, se concluye que Irán, que ni siquiera tenía ya en cuenta aquél memorándum de entendimiento con la Argentina, y que estaba, con nuevas autoridades, en mejor posición que antaño con los USA, verdaderamente no ganaba absolutamente nada con la muerte de Alberto Nisman. A pesar de que grandes amigos de Israel en la Argentina así lo hayan implicado, la verdad es que no parece tener mayor sentido que la muerte de Nisman haya sido perpetrada por gente vinculada a Irán.
Otro indicio aparece bien lejos de Buenos Aires, y de Teherán. Para ser más precisos, lo hace en Washington DC, con el discurso que pronuncia el Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ante los congresistas de USA, el 3 de marzo del año 15.
Netanhayu fue invitado por los congresistas del partido republicano, ( el partido de los Bush – la oposición a Obama), para criticar gravemente las negociaciones que USA lleva adelante, con Irán, respecto de su programa nuclear.
En palabras de Netanyahu, refiriéndose a los antecedentes terroristas de la República Islámica de Irán, : «Más allá del Medio Oriente, Irán ataca a Estados Unidos y sus aliados a través de su red terrorista global. Se voló el centro de la comunidad judía y la embajada de Israel en Buenos Aires» (recordar que estos hechos acontecieron en 1992 y 1994, con la Argentina de Menem inconfundiblemente aliada a la USA de Bush).
Llamó la atención en Argentina, que el premier israelí se refiriera a los atentados sufridos en nuestro suelo, justamente cuando el tema Nisman tiene inusitada vigencia.
Finalmente, el tercer indicio consiste en el primer informante. Se debe tener muy en cuenta que Damián Pachter, hombre de Israel, trabajando como periodista del Herald en Buenos Aires, pero con un pasado de crianza, educación, servicio militar, y permanencia de unos años en el ejército de aquél país, fue el primer informante del evento Nisman, en la madrugada del 19 de enero. Nunca se supo cuál fue su verdadera fuente.
Pocos días después del magnicidio, Pachter abandonó la Argentina, argumentando amenazas, pero, inexplicablemente, haciéndolo con una completa cobertura periodística de su salida, mediante una entrevista a Clarín e Infobae, a las 4 de la madrugada, en Ezeiza. Pachter se fue rumbo a Israel. «Vuelvo a casa», expresaría posteriormente.
Y en este punto, recordamos nuestro tweet del 5 de febrero:
Sorprende la actitud de Pachter, su veloz salida a Israel, y el contexto global. Todo el perfume de haber sido el miembro informante.— Fabian Ferrante (@FabianFerrante) 5 de febrero de 2015
Esto fue dicho 15 días antes de que la diputada Elisa Carrió declarara en los medios «está claro que el periodista que se va a Israel es de la Mossad»…
Muerte de Nisman
Desaparecido Néstor Kirchner, y siendo Jaime Stiuso un nombre (probablemente falso) y sin exposición, Nisman era la única cara visible sobreviviente de aquella operación de 2005, y ya no le servía a casi nadie. Al menos, vivo.
Si a alguien no le causa ninguna gracia que USA mejore sus relaciones con Irán, es al estado de Israel. Es sabido que existe una disputa histórica y encarnizada en medio oriente, que no sabe de mayores diplomacias ni renuncios. Se trata, simplemente, de la supervivencia.
Irán niega el holocausto, y sostiene la necesidad de exterminar a Israel. Justamente a Israel, que tiene una historia jalonada de persecuciones por odio religioso y racial, y que es experto, acaso como nadie, en la propia defensa. Militarmente, y desde sus servicios de inteligencia, acaso los más profesionales del mundo.
Puede decirse que cuando Nisman regresa a la Argentina, para presentar la denuncia sobre CFK y otros funcionarios y operadores marginales, probablemente, su suerte, ya estaba echada.
¿Conclusiones?
Nisman presentó una denuncia que implicaba, entre otras cosas, que el gobierno de CFK recomponía relaciones con Irán, en sintonía con el viraje de la política exterior de los Estados Unidos.
Este viraje de USA y de la Argentina dejaba, a la comunidad israelita local, y al pueblo todo, sin sospechosos del atentado. De llevarse adelante la exculpación de los imputados iraníes, casi puede asegurarse que la causa AMIA regresaba a fojas cero.
Decir esto, y decir que la posición de CFK iba en contra de los intereses de Israel, es exactamente lo mismo.
Un Nisman eventualmente asesinado por Irán, en connivencia con CFK, reaviva la posición israelí, posicionando a Irán como máximo terrorista internacional, y sostiene la embestida de Netanyahu, en detrimento de Obama. Y es precisamente Israel el que echa a rodar la hipótesis del asesino persa. Y es también Israel, quien informa el fallecimiento de Alberto Nisman.
Alberto Nisman era un hombre fuertemente vinculado a los USA. De hecho, cables de Wilileaks revelan que en más de una ocasión acudió a la embajada de los Estados Unidos, en Buenos Aires, para informar aspectos de la causa AMIA. También advierten esos cables, que hasta alguna reprimenda supo recibir Nisman en la embajada. A su vez, Stiuso nutría a Nisman con información proporcionada por la CIA.
El premier israelí dice en Washington que Irán voló la AMIA. Lo hace por ante el congreso de USA, y de la mano de los republicanos que, en su momento, instalaron junto a Kirchner, la pista iraní para la causa AMIA, en conjunción con Stiuso y Nisman.
Un sitio de inteligencia israelí señala a un supuesto falso desertor iraní como autor de la muerte de Nisman, y un hombre de Israel es el primero en informar la muerte del fiscal, casi sincronizadamente con el hallazgo de su cuerpo.
El lector, seguramente, sabrá sacar sus propias conclusiones.
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