Esta semana, Twitter ha estrenado su nuevo acuerdo con The Associated Press y Reuters «para expandir nuestros esfuerzos para identificar y elevar información creíble» en su plataforma, lo que ha llevado a bloquear o silenciar aquellas cuentas no avaladas por los dos principales monopolios de la información. Y entre las cuentas afectadas está la nuestra.
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Censura previa de contenidos
La compañía ha reiterado su compromiso para que las personas que utilizan su servicio puedan «encontrar fácilmente información confiable» con la esperanza de «expandir la escala y aumentar la velocidad de nuestros esfuerzos para proporcionar contenidos oportunos y autorizado en una amplia gama de temas y conversaciones globales» que se están llevando a cabo en la plataforma todos los días.
Esto significa que, con este acuerdo, antes de ser publicado en la red social, los algoritmos y supervisores de estos dos gigantes verificarán si un contenido es publicable, es decir, que con un lenguaje moderno han anunciado así el regreso pleno a la censura previa.
En el caso de MPR21, varios usuarios nos reportaron que no podrían interactuar con varios tuits, de contenido diverso, y que la mayoría no tenía nada que ver con la pandemia de coronavirus declarada por la OMS en 2020.
La directora global de contenido generado por el usuario de Reuters, Hazel Baker, afirmó que este acuerdo «aprovecharía nuestra profunda experiencia global y local para servir al debate público con información confiable«. Tom Januszewski, vicepresidente de Desarrollo de Negocios Globales de AP, estaba «particularmente emocionado por aprovechar la escala y la velocidad de AP para agregar contexto a las conversaciones en línea». El objetivo a medio plazo es orientar al usuario hacia un contenido único y cada vez más uniforme, donde las líneas de debate estarán delimitadas por lo que estos dos gigantes establezcan.
MPR21, obviamente, no está invitado a este convite de la desinformación.
La historia de Reuters en la guerra psicológica
Reuters afirma en su web que “proporcionará servicios de noticias imparciales y confiables a periódicos, agencias de noticias, emisoras y otros suscriptores de medios ya empresas, gobiernos, instituciones, individuos y otros con quienes Reuters tiene o puede tener contratos.» En 1941, la compañía creó sus Principios de Confianza de acuerdo con The News Paper Proprietors Associated Limited y The Press Association Limited. Estos imponían obligaciones a la organización y sus empleados de «actuar en todo momento con integridad, independencia y sin prejuicios«.
Pero en 1969, un documento del gobierno británico disponible en los Archivos Nacionales llamado “Financiamiento de Reuters por el HMG” (Gobierno de Su Majestad) reveló la existencia de un acuerdo secreto con Reuters para hacer exactamente lo mismo que ha hecho con Twitter: «curar las noticias».
La forma en que se llevaría a cabo esta «curatela» era de lo más práctica. «Ahora estamos en condiciones de concluir un acuerdo que brinde un apoyo gubernamental discreto a los servicios de Reuters en Oriente Medio y América Latina«. Los intereses del gobierno británico «deberían estar bien atendidos por el nuevo acuerdo«. Los temas a tratar con cautela eran de lo más diversos, pero incluían aspectos clave de la política exterior británica en esta zona: Afganistán, opio, Malvinas, Yemen, etc.
Las negociaciones del acuerdo fueron dirigidas por la unidad de propaganda antisoviética conocida como Departamento de Investigación de la Información (IRD). «La nueva relación establecida con Reuters en el Medio Oriente y América Latina», señala John Peck, exjefe del IRD en los documentos, «puede conducir a una valiosa buena voluntad y cooperación con la Agencia a escala global«. Reuters «podría y proporcionaría» lo que el gobierno necesitaba, convirtiendo a sus redactores en agentes del espionaje británico.
El plan también incorporó al acuerdo a la BBC, el modelo en el que se fijan muchos paladines del periodismo, que pagó una «suscripción mejorada» a Reuters, que en ese momento atravesaba una época de escasez financiera. Ese dinero fue debidamente recuperado de la cartera del Tesoro.
Twitter y la Inteligencia Militar británica
Con estas revelaciones, Reuters estaba dispuesto a considerar esta práctica no solo como normal sino también aceptable, al igual que lo ha hecho ahora con Twitter. “Muchas organizaciones de noticias recibieron algún tipo de subsidio estatal después de la Segunda Guerra Mundial”, fue la débil explicación del actual portavoz de la agencia, David Crundwell, que además es asesor del Consejo de Su Majestad. El arreglo, afirmó, «no estaba de acuerdo con nuestros Principios de Confianza y no haríamos esto hoy«. Dicho y hecho.
Las conexiones de Twitter y la Inteligencia Militar, por otro lado, no es nueva. En 2019, el Middle East Eye descubrió que Gordon MacMillan, un alto ejecutivo con responsabilidad editorial en asuntos de Oriente Medio, una especie de Lawrence de Arabia moderno, también trabajaba como reservista para la 77ª Brigada, la unidad de guerra psicológica del ejército británico establecida en 2015 para encontrar formas de librar «guerra no letal«.
Según la información web que proporciona el Foreign Office, la tarea principal de la unidad es realizar investigaciones sobre la «guerra de información», y dar al ejército británico «la capacidad de competir en la guerra de narrativas a nivel táctico».
Twitter y el poder político español
Nathalie Picquot, directora general de Twitter en España y Portugal, es otro de los enlaces en España desconocidos para el gran público. Picquot, formada en las universidades de Harvard y Cornell (licenciada en Ciencias Políticas y en Relaciones Internacionales), fue directora general de Google durante 11 años y en 2017 entró en Twitter, justo después del 1 de octubre, momento en que se produjo una censura masiva de cuentas vinculadas al independentismo catalán.
Es la mujer de Álvaro Fernández de Araoz Gómez-Acebo, uno de los mejores amigos del rey Felipe VI, lo que indica que en modo alguno la política de la red social es neutra políticamente.
De hecho, Twitter también colabora con la Agencia EFE, con fines similares, en el llamado Proyecto EFE Verifica, que también tiene como premisa «mejorar el conocimiento y la comprensión de la sociedad por parte de los ciudadanos para que puedan contribuir al debate público y tomar decisiones fundamentadas«, y que tiene entre sus financiadores al propio gobierno español, a través de la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI).
La censura previa ya está aquí, y la propaganda imperialista se ha colado en todos los dispositivos móviles en silencio.