El sábado la Unión Europea llamó a consultas a su embajador en Níger, Salvador Pinto Da França, y al día siguiente Niamey respondió con lo mismo: en un comunicado de prensa declaró que también quiere que el embajador europeo se marche, e incluso que habían sido ellos los primeros en pedirlo.
La solicitud es otro eslabón en la larga cadena de tropiezos entre ambas partes, que empezó con la suspensión de la ayuda humanitaria. Niamey respondió de la misma manera: ellos no la habían solicitado y, en consecuencia, exigían que se detuviera.
El gobierno nigerino viene denunciando la falta de transparencia en el manejo de la ayuda de 1,3 millones de euros destinada a las víctimas de las inundaciones y ha encargado una auditoría para conocer el “uso y destino real” de los fondos.
En su comunicado el Ministerio nigerino de Asuntos Exteriores quiere aclarar varios aspectos.
En primer lugar, lamenta que la Unión Europea anunciara la suspensión de la ayuda en las redes sociales, dos semanas antes de informarles a ellos oficialmente. “Níger nunca ha solicitado ayuda humanitaria internacional tras las inundaciones, y menos aún de la Unión Europea”.
Finalmente, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Níger asegura que el embajador europeo había sido citado el 14 de octubre para decirle que pusiera fin a las operaciones de transporte de ayuda.
La Unión Europea no hizo ni caso, por lo que el gobierno nigerino llega a la conclusión de que la “colaboración” con el embajador ya no es posible y “solicitó oficialmente su destitución y sustitución lo antes posible”.
En consecuencia, el Ministerio africano quiere dejar claro que la revocación del embajador es una iniciativa suya y no de la Unión Europea.
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