El deterioro de las relaciones entre París y Niamey avanza día a día. Francia no reconoce al nuevo gobierno y sólo quiere ver al depuesto presidente Bazum en su cargo.
Ayer la tensión entre ambas partes volvió a crecer. Los militares nigerinos concedieron un plazo de 48 horas para que el embajador francés destinado en Niamey, Sylvain Itté, que aparece en la imagen de portada, abandone el país.
Los militares dicen que Itté se negó a responder a la invitación del Ministerio de Asuntos Exteriores para una entrevista. Además, afirman que el gobierno de París está llevando a cabo acciones contrarias a los intereses de Níger. Ante esta situación, se retiró el visto bueno al embajador francés y se le invitó a abandonar Níger en un plazo de 48 horas.
Francia dice que los militares no tienen autoridad para realizar esa petición al embajador. En consecuencia, su embajador no abandonará Niamey. ¿Hasta dónde llegará el pulso? De momento está en su punto máximo.
Tchiani rechaza el regreso al gobierno de Bazum
El regreso al gobierno de Bazum es imposible, según el general Abdurahaman Tchiani, dirigente del nuevo gobierno de Níger. El oficial se lo transmitió así al enviado especial de la Cedeao, el antiguo presidente nigeriano Abdulsalami Abubakar.
La preocupación fundamental del nuevo gobierno de Niamey es la situación humanitaria, en particular el suministro de medicamentos y de electricidad. Tchiani ha expresado la urgente necesidad de reabrir las fronteras y reanudar el suministro de energía, destacando que, incluso en tiempos de guerra se permite la entrada de medicamentos en un país.
La propuesta de una transición política en un plazo de tres años surgió como una señal positiva en las negociaciones entre la Cedeao y el gobierno nigerino. Así lo reconoció Abubakar expresamente, afirmando que la propuesta es un avance significativo, especialmente en comparación con la negativa inicial de los militares a entablar negociaciones.
La Cedeao, que quiere desempeñar un papel de mediador, se encuentra en una situación delicada para resolver una crisis compleja que afecta no sólo a la política regional sino también a aspectos humanitarios y energéticos.