Cutler, un Mengele ‘made in USA’ |
Los documentos fueron redactados por el doctor John C. Cutler, quien dirigió el experimento bajo el control del Servicio de Salud Pública estadounidense. No se trató, pues, de un crimen individual porque en el mismo también participó la Organización Panamericana de la Salud.
La colección de archivos, donada por el propio Cutler en 1990 a la Universidad de Pittsburgh, en Pensilvania, incluye alrededor de 12.000 páginas de informes, fotografías, cartas e historiales médicos de los pacientes.
Entre ellos no hay ningún informe final que detalle las conclusiones del experimento, que trataba de determinar si la penicilina, utilizada para curar la sífilis, podía, además, prevenir que la enfermedad se extendiera por el organismo en las primeras etapas del contagio.
Para ello, infectaron con la bacteria a 1.500 personas sanas -la mayoría de ellos presos y pacientes de instituciones mentales- a través de visitas de prostitutas que tenían la enfermedad, por inoculación directa en su órgano sexual, o incluso mediante inyecciones en la médula espinal.
Una vez enfermos, se promovió el contacto sexual con personas sanas para seguir el rastro del contagio.
Un informe realizado por el estadounidense Departamento de Salud y Recursos Humanos en 2010 concluyó que 71 de las personas inoculadas con sífilis murieron, aunque no relaciona directamente su fallecimiento con la inoculación.
Los documentos de Cutler apuntan que un funcionario de salud guatemalteco propuso que el crimen lo condujeran médicos estadounidenses, aunque no aclaran si lo hizo con pleno conocimiento sobre lo que implicaban los mismos.
Una de las víctimas guatemaltecas |
Los datos personales y cuadros médicos de los pacientes contenidos en los documentos permiten determinar que hubo al menos una víctima mortal, fallecida por un ataque epiléptico.
El caso fue destapado por la investigadora Susan Reverby, que refirió sólo 696 de los casos. A un tercio de los conejillos de Indias ni siquiera se le dio tratamiento posterior a la infección intencional.
Hace diez años la investigación de Reverby provocó sendas llamadas de Obama, entonces presidente de Estados Unidos, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, al Presidente de Guatemala, Álvaro Colom, para disculparse por el estudio desarrollado entre 1946 y 1948.
Tras la asunción de responsabilidades por parte de Obama, centenares de guatemaltecos presentaran una demanda en Washington en contra del gobierno, para lograr una indemnización en nombre de los afectados.
Al mismo tiempo que llevaba a cabo estos experimentos, Estados Unidos condenó en Nuremberg a una veintena de médicos nazis por los suyos en los campos de concentración.
A día de hoy la hipocresía no ha terminado: se habla mucho del médico nazi Josef Mengele y nada de Cutler (y otros como él) porque éste actuaba con el beneplácito del gobierno de Estados Unidos.
A todos ellos no les importa si tienes trabajo o no. Tampoco les importa si tienes vivienda o duermes en la calle. Nunca te han preguntado si el salario te alcanza para pagar la luz o si has pasado frío este invierno. ¿Por qué te empeñas en suponer que, por el contrario, tu salud sí les importa? Si tanto les preocupa la salud, a qué vienen los recortes en sanidad?, ¿por qué crees que hay médicos que curan la salud de los enfermos y no hacen enfermar a los sanos?, ¿por qué esos criminales tienen el apoyo de gobiernos e instituciones sanitarias internacionales?, ¿por qué utilizan a los países del Tercer Mundo?, ¿por qué se ensañan con los más marginados de la sociedad?
(La información fue reproducida por el periódico ‘El Tiempo’ de Colombia, el 2 de octubre de 2010, pero la han eliminado de internet:
http://www.eltiempo.com/mundo/euycanada/ee-uu-pidio-perdon-por-infectar-a-cientos-con-sifilis-_8040060-1)