Manuel E. Yepe
Triste noticia la que hoy esconden los medios de prensa de Estados Unidos, el número de estadounidenses sin trabajo ha sobrepasado los cien millones de personas, cifra que supera la de los que estaban en esa situación en cualquier momento de la Gran Recesión de 2008 y 2009. Según datos publicados por el periodista Michael Snyder, casi 102 millones de ciudadanos estadounidenses no tienen trabajo en la actualidad.
Las reclamaciones de beneficios estatales por desempleo crecieron de 37,000 a 230,000 en la semana que terminó el 20 de abril, según el Departamento de Trabajo. El aumento fue el mayor desde principios de septiembre de 2017.
Se agrava el asunto al recordar que durante la última década los legisladores de todo el país han hecho más dificultoso solicitar beneficios por desempleo y han reducido el tiempo durante el cual pueden recibirlos los cesantes.
Durante la última década, el número de estadounidenses que se encuentran en la categoría de “desempleados” ha disminuido constantemente, pero el número de estadounidenses “que no forman parte de la fuerza laboral” ha ido en más rápido incremento.
En ambos casos se trata de estadounidenses que no tienen trabajo. Es sólo una cuestión de cómo el gobierno federal decide categorizar a esos individuos.
En estos momentos se publica que sólo existen 6,2 millones de estadounidenses oficialmente “desempleados”, pero esto es tan sólo la mitad de la historia.
Los principales medios de comunicación raramente mencionan el número de estadounidenses categorizados como “no en la fuerza laboral” que ha crecido exponencialmente desde la última recesión. En este momento, esa cifra es de 95,577 millones.
Cuando se suman 6,2 millones de “oficialmente desempleados” a 95,577 millones de estadounidenses categorizados como “no en la fuerza laboral”, se obtiene un gran total de casi 102 millones de estadounidenses que no tienen trabajo en este momento.
Según John Williams, de la firma shadowstats.com que rastrea cuál sería la cifra real de empleo si se utilizaran cifras adecuadas, la tasa real de desempleo en Estados Unidos en este momento es del 21,2 por ciento.
Un indicador que shadowstats.com prefiere tomar en cuenta es la tasa de participación de la fuerza laboral civil que en esencia refiere el porcentaje de la población en edad de trabajar que está realmente involucrado en la fuerza laboral. Justo antes de la última recesión, la tasa de participación de la fuerza laboral civil se situaba en torno al 66 por ciento. Pero, cuando la recesión golpeó, la tasa de participación de la fuerza laboral civil cayó por debajo del 63 por ciento, y se mantuvo entre el 62 y el 63 por ciento durante un largo período de tiempo.
En este momento se habla de apenas un 63,0 por ciento, tasa que no representa una verdadera recuperación. Si se quisiera afirmar que Estados Unidos ha tenido una muy marginal recuperación del empleo desde la última recesión, el argumento sería podría ser legítimo. Pero algo más allá de esto sería simplemente una deshonestidad.
Lo cierto es que la economía de Estados Unidos se está desacelerando rápidamente una vez más, y la mayoría de los estadounidenses no está preparada para lo que está por venir.
Los reclamos iniciales de beneficios estatales por desempleo subieron de 37,000 a 230,000 en la semana que terminó el 20 de abril, dijo el jueves el Departamento de Trabajo. El aumento fue el mayor desde principios de septiembre de 2017.
Cuando un estadounidense en edad de trabajar no tiene trabajo, las estadísticas lo incluyen en una de dos categorías diferentes. O bien se los clasifica como “desempleado” o como “no está en la fuerza laboral”.
Pero usted tiene que sumar ambas categorías para obtener el número total de estadounidenses sin trabajo.
Durante la última década, el número de estadounidenses que se encuentra en la categoría de “desempleados” ha disminuido constantemente, pero el número de estadounidenses “que no forman parte de la fuerza laboral” ha ido en rápido aumento.
En ambos casos estamos hablando de estadounidenses que no tienen trabajo. Es sólo una cuestión de cómo el gobierno federal decide categorizar a esos individuos.
En este momento, se nos dice que sólo 6,2 millones de estadounidenses están oficialmente «desempleados», y eso suena muy bien, pero lo que los principales medios de comunicación raramente mencionan es el hecho de que el número de estadounidenses categorizados como «no en la fuerza laboral» ha crecido enormemente desde la última recesión. En este momento, esa cifra es de 95,577 millones.
Si eso te suena terrible, es porque es terrible.
https://www.poresto.net/2019/04/30/mas-de-cien-millones-sin-trabajo-en-ee-uu/
Procede, y ello desde siempre, el trabajar con sentido realmente social comunitario en el marco de una aldea global (gracias a la Internet ello es, no solo posible, sino que también deseable). Posiblemente eso merezca ser tildado de comunismo, aunque lo ignoro por falta de formación marxista-leninista-maoísta, etc.).
En consecuencia procede trabajar sin amos de lo nuestro (sin amos del producto de nuestros trabajos), automatizando en lo posible (mejor cuanto más nos liberásemos del trabajo gracias a la robótica), repartiéndose las cargas laborales para vivir todos sin prácticamente tener que trabajar para obtener, de forma mucho mejor que en la actualidad, con qué cubrir todas nuestras necesidades. Pero ello debe hacerse en el marco de una economía real. (Me refiero a que en el sistema capitalista IMPERANTE son muchas las actividades tildadas de económicas que, en realidad, son todo lo contrario: por superfluas, parasitarias y algunas incluso criminales.)
Esto que hoy son gente desempleada (en paro laboral), deberían considerarse fuerza laboral disponible para nuevas creaciones de UN MUNDO SEÑORIAL para disfrute de absolutamente todos; para aquellas actividades realmente necesarias a la buena vida y no tener que trabajar para poder sobrevivir en lo que sea: Coca-Cola y porquerías similares, industria bélica, prostitución en cualquiera de sus formas (pues hay más formas de prostitución que las consistentes en vender el cuerpo para placer de los demás, entre las que se podrían incluir perfectamente ciertas actividades laborales).
Si la meta fuese ese vivir señorial en el marco de ese otro mundo posible y nos encaminásemos hacia ella, a la humanidad le aguardaría una grande pero necesaria tarea. Pues es mucha la porquería y mediocridad con que se debería barrer para, sobre el terreno ocupado por ésta (sobre las ruinas de esta “civilización”), reconstruir ese otro mundo futuro.
Pura filosofía la mía, que se sirve de vosotros ˗los críticos-, para exponer su proyecto de potencial creador. Únicamente potencial, ya que de hecho no puedo serlo debido a que me falta la fuerza que oponer a las fuerzas imperantes, a fin de someterlas a otra forma de vida o filosofía de vida; a otra filosofía mejor que la que nos toca padecer a los hombres del presente, que asimismo les tocó padecer a nuestros predecesores desde tiempos ya remotos.
Me pregunto: ¿Hasta cuando podrán los fascistas seguir exterminando a los mejores de entre nosotros, a fin de quedarse con los cobardes o con las pobres gentes sin luces a modo de modernos esclavos? Trabajar para los amos de lo nuestro (de lo producido por las anteriores o actuales generaciones), implica la moderna esclavitud sobre la que tratan por la Internet interesantes y muy ilustrativos documentales.