La decisión de Marruecos de acoger en el puerto de Tánger a dos barcos de la naviera danesa Maersk, rechazados de los puertos españoles porque transportaban armas al ejército israelí, ilustra el fortalecimiento de los vínculos entre Rabat y Tel Aviv. Pone de relieve, una vez más, que Marruecos es la sucursal del sionismo en el norte de África.
El sábado el gobierno español negó el acceso a sus instalaciones portuarias del puerto de Algeciras a dos cargueros de Maersk por transportar material militar destinado a Israel. El Ministerio de Asuntos Exteriores español confirmó que los barcos “no harán escala en España”, sin aportar detalles adicionales.
En mayo España ya prohibió la escala del Marianne Danica, un barco que transportaba armas indias a Israel. El gobierno de Rabat también decidió entonces acoger al barco en Tánger.
Al mes siguiente el puerto de Tánger acogió al buque de guerra israelí INS Komemiyut, que pudo repostar antes de continuar su ruta hacia Israel, provocando la indignación del Frente Marroquí de Apoyo a Palestina y Contra la Normalización pero también manifestaciones de protesta de la población marroquí.
La reciente aceptación de barcos de Maersk muestra el alineamiento de Marruecos con las matanzas israelíes, aunque de boquilla los portavoces de Rabat dicen otra cosa completamente distinta. El gobierno marroquí apoya a Israel mientras el pueblo se solidariza con la causa palestina.
Las relaciones de defensa marroquí-israelíes han experimentado una notable aceleración desde la normalización de las relaciones entre ambos países en diciembre de 2020 y luego con un acuerdo de cooperación militar en noviembre de 2021. El punto culminante de este acercamiento ha sido la firma en 2022 de un contrato de más de 500 millones de dólares con Israel Aerospace Industries para la adquisición del sistema antimisiles Barak MX.