El viernes miles de chilenos volvieron a manifestarse en Santiago y otras ciudades del país para exigir la dimisión del Presidente Sebastián Piñera. Los enfrentamientos estallaron rápidamente con los Carabineros y en la capital continuaron durante toda la noche.
Las manifestaciones, que trataron de desviarse con la aprobación de una nueva Constitución, han seguido el derrotero señalado el año pasado. Su motivación es el hambre y la precariedad, aceleradas a causa del confinamiento impuesto por el gobierno.
Otra reivindicación fundamental es la liberación de los detenidos por las protestas del último año.
La manifestación fue espontánea y se convocó por las redes sociales. La mayoría de los participantes acudieron encapuchados para prevenir represalias. Compararon a Piñera con el general Pinochet y exigieron su dimisión.
Desde el comienzo de la marcha, la policía utilizó cañones de agua y gases lacrimógenos para hacer retroceder a la multitud. Muchos manifestantes vomitaron a causa de la inhalación de gases.
Hasta bien entrada la noche, los manifestantes respondieron a la policía arrojando piedras y prendiendo fuego a las barricadas para impedir el paso de los vehículos de los carabineros.
Hace poco más de un mes, los chilenos aprobaron de manera abrumadora al abandono de la Constitución heredada de la dictadura del general Pinochet. Pero a pesar de esta victoria en las urnas, siguen movilizándose contra la miseria, como lo han hecho desde octubre del año pasado.
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