Este fin de semana las concentraciones antigubernamentales recorrieron las capitales de varios países de la Unión Europea simultáneamente. Las manifestaciones más multitudinaria se reunió en Berlín, frente al edificio del Bundestag, así como en el centro de Praga.
Los manifestantes alemanes salieron con pancartas “Danos gas y petróleo rusos” y “Gobierno de Scholz = Administración de Biden”.
En la capital checa, donde las manifestaciones se suceden desde hace varios fines de semana, los manifestantes piden al gobierno que dimita. El primer ministro de Petr Fiala dijo que a las convocatorias sólo acuden aquellos “a los que Moscú utiliza”.
También se celebró una manifestación en Viena, donde se pudieron ver muchas banderas rusas. Los manifestantes pidían al Canciller Nehammer que abandone el enfrentamiento con Rusia y retome unas relaciones amistosas.
El detonante de las movilizaciones en los países de la Unión Europea es el continuo crecimiento de la inflación. En Alemania, por primera vez desde principios de los años cincuenta, es de dos dígitos. Los precios exorbitantes de la electricidad y el gas han reducido los salarios sustancialmente. La inflación en la República Checa se situó en agosto en el 17 por cien anual, casi tres veces más que el año pasado.
Manifestación en París contra el alza del coste de la vida
Más de 140.000 manifestantes que exigían aumentos salariales, una mayor imposición sobre los beneficios extraordinarios de las empresas y otras medidas para aliviar el impacto de la crisis marcharon el domingo en París.
Los organizadores exigían la congelación de los precios de la energía, de los bienes esenciales y de los alquileres y se oponían a la reforma de las pensiones.
Se produjeron graves enfrentamientos con la policía, incendio de contenedores de basura y varias vitrinas bancarias fueron destrozadas.
En la manifestación participaron los obreros en huelga de las refinerías, los trabajadores de mantenimiento de las centrales nucleares, los de la limpieza, la empresa nacional de ferrocarriles o los de banca. La lucha por la subida salarial es justa, gritaban los trabajadores.
La convocatoria tuvo lugar mientras las huelgas en refinerías y depósitos de combustible ha desencadenado una escasez crónica de gasolina, poniendo al gobierno de Macron a la defensiva. Millones de trabajadores y otros automovilistas que dependen de sus vehículos se vieron afectados, con colas gigantescas en las gasolineras.
El gobierno de Macron también está a la defensiva en el Parlamento, donde perdió la mayoría en las elecciones legislativas de junio. Esto hace que sea mucho más difícil para su alianza aplicar su programa, y la discusión parlamentaria del plan presupuestario del gobierno para el próximo año está resultando especialmente difícil.