Cualquier lector que tuviese algo de memoria o cualquier joven con alrededor de 30 años podría preguntarse qué tiene que ver el estado español en esta Coalición: “¿Acaso Zapatero no retiró las tropas españolas de Irak? ¿Por qué el Estado español vuelve a ser el objetivo del extremismo islámico?”, podría preguntarse.
La realidad es que, con nuestro gobierno en minoría, España es uno de los 68 países que participa activamente de esta “Coalición”, aportando nada menos que 425 soldados, según informa “El País”. Y esto se lo tenemos que “agradecer” no solo al gobierno “de la minoría” de Rajoy sino también al PSOE de Pedro Sánchez que en enero de 2015 aprobaron en el Congreso de Diputados (con el rechazo de Unidos Podemos y ERC) volver a enviar tropas a la región.
En la rueda de prensa donde compareció Mariano Rajoy con motivo del atentado en las Ramblas, el presidente de gobierno planteó que los españoles habíamos “superado momentos como este”, en una clara alusión al atentado de Al Qaeda que ocurrió el 11 de marzo en la estación de trenes de Atocha en 2004. Pero a Rajoy se le olvidó mencionar algunos detalles importantes de cómo se llegó a aquella situación.
Hacia el 2001 el gobierno de José María Aznar (PP) fue parte junto al primer ministro británico Tony Blair, y el presidente norteamericano George Bush de lo que se llamaría la “foto de las Azores”. La alianza, saltándose incluso todo protocolo internacional, invadió Irak con la excusa de la existencia de armas de destrucción masiva. La respuesta no se hizo esperar: miles y miles de jóvenes y trabajadores españoles inundamos las calles denunciando que el objetivo de la guerra era el control del petróleo y de la región para ponerlas en manos de las multinacionales americanas. Más tarde diferentes organismos (incluso americanos) demostrarían que la existencia de armas era mentira.
Como era de prever, mientras el gobierno del Partido Popular entraba en la guerra, los trabajadores españoles pusimos los muertos en Atocha. Entonces el gobierno se inventó burdamente la hipótesis de que habían sido miembros de ETA los causantes de la tragedia, pretendiendo ocultar de esa forma la relación evidente que existía entre la catástrofe y la guerra en Irak. Miles de personas y cientos de estudiantes en huelga volvimos a salir a las calles para denunciar la tremenda hipocresía del gobierno.
A día de hoy los responsables políticos de la invasión y la guerra de Irak no han sido juzgados ni castigados por los miles de muertes. La Corte Penal Internacional (CPI) que supuestamente juzga los crímenes de guerra y contra la humanidad declara, nada menos que casi 15 años después, que “no tiene competencias” para juzgar al que era presidente del gobierno del Partido Popular, ni tampoco a EEUU o el Reino Unido.
La única manera de superar el horror como el de los atentados de las Ramblas y del resto de las víctimas de la guerra es frenando esta guerra imperialista, y esto solo puede pasar por la retirada inmediata de las tropas españolas y de todas las tropas imperialistas. Algo que tenemos que reclamar, como en su momento, mediante la movilización popular.
¡Es queno puede ser, no podemos estar apoyando lo que nos perjudica!
Estuve en la manifestación contra la guera de Irak que hubo en Madrid, en los noventa. La policía repartió bastante estopa al final de la misma, a pesar de que fue pacífica, pero al final repartieron hostias a diestro y siniestro con las porras. El ambiente general era aplastantemente contrario a la pertenencia a la OTAN
y a la participación en intervenciones imperialistas. La gente incluso decía que los soldados españoles iban para llevarle los bocadillos a los americanos. Vivimos en una dictadura de la burguesía, la muestra más evidente es que no hicieron el más mínimo caso de lo que se pidió en la calle. Lo que está claro es que si vuelve a haber otro conflicto mundial como los de 1914 o 1939 los obreros vamos a ser la carne de cañón como siempre, y desgraciadamente ya no existe una URSS que a pesar de todos los defectos que tuvo servía de contrapeso para evitar una guerra abierta entre potencias imperialistas.