Los buques de la OTAN no han logrado disuadir a los huthíes de apoyar a Palestina, a pesar de la militarización del Mar Rojo.
La fragata francesa Alsacia tuvo que abandonar el Mar Rojo, según ha anunciado su comandante, Jerome Henry. “No esperábamos necesariamente este nivel de amenaza. Hubo una violencia desinhibida que fue bastante sorprendente y muy significativa. Los huthíes no dudan en utilizar drones que vuelan al nivel del agua, hacerlos explotar en barcos comerciales y disparar misiles balísticos”, ha declarado a la prensa.
“Tuvimos que proporcionar ayuda al menos media docena de veces tras los ataques huthíes”, añadió. El comandante del buque también reveló que después de un despliegue de 71 días, todo el equipo de combate estaba agotado. No tenían misiles ni municiones para repeler los ataques de los huthíes.
“Desde el misil Aster hasta la ametralladora 7,62 del helicóptero, pasando por los cañones de 12,7 mm, 20 mm o 76 mm, nos ocupamos de tres misiles balísticos y media docena de drones”, añade Henry.
El misil franco-italiano Aster, cuyo precio puede alcanzar los dos millones de dólares, “fue llevado al límite” por los huthíes, porque la fragata tuvo que utilizarlo “contra objetivos que no necesariamente habíamos imaginado al principio”.
Los yemeníes han aumentado significativamente el uso de misiles balísticos después de depender principalmente de drones suicidas al inicio del bloqueo del Mar Rojo. La marina francesa no se había enfrentado a una batalla tan cuesta arriba desde que la OTAN colectivamente lanzó su guerra en 2011 contra Libia para derrocar a Gadafi, reconoce el comandante.
“Yo estaba allí. No fue lo mismo. Ha pasado incluso más tiempo desde que nos enfrentamos a ese nivel de armamento y violencia. La amenaza para el barco era mucho mayor en el Mar Rojo”, señala el militar.
La fragata Alsacia entró en el Mar Rojo a finales de enero, semanas después de que Estados Unidos y Reino Unido desataran una guerra contra Yemen para proteger los intereses marítimos israelíes. La fragata fue desplegada como parte de la operación naval de la Unión Europea “Aspides”.
En Aspides, que inicialmente duró un año, se desplegaron varios buques de guerra y sistemas aéreos de alerta temprana en el Mar Rojo, el Golfo de Adén y las aguas circundantes. Según Bruselas, la misión es exclusivamente defensiva y sus fuerzas no participan en los ataques y bombardeos dirigidos por Estados Unidos contra Yemen.
La Operación Aspides se preparó cuando varios miembros de la OTAN se negaran a participar en la tambaleante “Operación Guardián de la Prosperidad”, que un alto comandante estadounidense calificó como una de las batallas más grandes libradas por la marina desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
“Estamos a favor de una solución diplomática. Sabemos que no hay una solución militar”, dijo a principios de este mes el enviado especial de Estados Unidos para Yemen, Timothy Lenderking, reconociendo la inutilidad de la estrategia militar de Washington contra Yemen.
Recientemente Estados Unidos ofreció a los huthíes sacarles del listado de organizaciones terroristas y un “reconocimiento de su legitimidad” a cambio de levantar el bloqueo naval y olvidarse de la solidaridad con Palestina.
Además, Washington se comprometió a reparar los daños, a retirar las tropas extranjeras de todas las tierras e islas yemeníes ocupadas tan pronto como levanten el bloqueo. La propuesta también prevé reducir significativamente el papel del Consejo Presidencial de Dirección creado por Arabia saudí y acelerar una hoja de ruta con la coalición encabezada por Arabia saudí para poner fin a la guerra de Yemen.
No obstante, los yemeníes han dejado muy claro que sus operaciones en el Mar Rojo continuarán hasta que Israel ponga fin al exterminio de los palestinos en Gaza. “Desde la costa del Mar Rojo o desde fuera, podemos lograr los objetivos que queremos para defender nuestro país y apoyar a Palestina […] Todavía tenemos muchas sorpresas militares, y hay operaciones militares que mantenemos en secreto como parte de una estrategia mediática específica”, dijo el 3 de abril el dirigente huthí Mohammad Ali Al Huthi.