Tras una semana de disturbios y caos en Belfast, la capital de Irlanda del norte, el sábado tuvo lugar una manifestación antirracista que reunió a casi 15.000 personas.
Ese mismo día, a 110 kilómetros de Belfast, se produjeron altercados en Derry. Los republicanos irlandeses que se resisten a la anexión británica se enfrentaron con la policía.
Los enfrentamientos persistieron durante varias horas tras una marcha de unionistas protestantes que afirmaban su adhesión a la corona británica en la misma ciudad donde son mayoría los católicos partidarios de la reunificación con la República de Irlanda.
Una cincuentena de jóvenes comenzaron a atacar colectivamente a la policía con fuegos artificiales, cócteles molotov y otros proyectiles.
A pesar del acuerdo de paz de 1998 que puso fin a treinta años de choques en Irlanda del norte, las tensiones surgen con frecuencia, especialmente durante las marchas protestantes de verano, que se convierten en verdaderas provocaciones.
En los últimos días, se han formulado acusaciones contra grupos paramilitares unionistas de alimentar los disturbios fascistas que estallaron en Reino Unido tras el asesinato de tres niñas pequeñas.
Aunque Inglaterra ha recuperado cierta tranquilidad, Belfast ha sido esta semana escenario de incidentes racistas.