La salvajada ocurrió en Alepo y según Dalati es obra de los rebeldes “moderados” del grupo Nur Al-Din Al-Zenki, que detuvieron al niño, maltratándole y acusándole de luchar en las filas del ejército regular.
El niño no portaba ningún uniforme y en su brazo derecho tenía un tubo médico de perfusión a modo de sonda intravenosa.
El grupo Zenki, que ya ha sido acusado en ocasiones anteriores de torturar a los detenidos, es una de las numerosas organizaciones adiestradas, armadas y financiadas por la CIA que combate al gobierno de Bashar Al-Assad dentro de las filas del denominado “ejército libre de Siria”, es decir, uno de los brazos de la oposición “moderada”.
Hemos escuchado, visto y leído tantos crímenes cometidos por los yihadistas que corremos el riesgo de olvidarnos a qué nos estamos enfrentando exactamente. No nos referimos sólo al asesino que empuña el cuchillo sino a sus padrinos en Washington, Londres y París.
De la organización a la que pertenece este asesino dijo Laurent Fabius cuando era ministro de Asuntos Exteriores que estaba haciendo “un buen trabajo” en Siria. “Un bon boulot” fueron sus palabras exactas.
Es imprescindible no olvidar jamás quiénes ayudan a los matarifes y quién les combaten, porque dentro de muy poco nos empezarán a contar la historia al revés.
(1) http://twitter.com/Dalatrm/status/755376939095949312
(2) http://twitter.com/mouqawama/status/755383133235769344/photo/1
(3) http://twitter.com/Souria4Syrians/status/755385708924329988/video/1