Se estima que en Inglaterra ha habido un incremento del 77 por ciento en el número de fallecidos por esta causa, en relación al promedio de los últimos cinco años. Los más recientes datos revelan que más de 14,3 millones de hogares apagaron su calefacción de manera intermitente durante el invierno porque no podían pagar su factura de energía a los grandes monopolios eléctricos.
Ahora a eso lo llaman “pobreza energética”. El segundo informe de la Asociación de Ciencias Ambientales al respecto, titulado “Pobreza energética en España. Análisis de tendencias”, asegura que siete millones de españoles, el 17 por ciento de los hogares, tienen dificultades para pagar las facturas de la luz al tener que destinar más del 10 por ciento de sus ingresos para cubrir estos pagos, y cuatro millones, hasta un 9 por ciento de las familias, son incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en los meses de frío.
España es el cuarto país de la Unión Europea con más personas que no pueden pagar su factura de la luz, de entre un total de 54 millones de afectados en los países de la Unión. La falta de luz no sólo afecta a la calefacción sino también a otros servicios esenciales, como el agua caliente, a la preparación de la comida, a la iluminación de la vivienda, la nevera o el teléfono. Aquellos que no pueden pagar la luz son los que tienen viviendas más precarias, húmedas, mal ventiladas o con un aislamiento pésimo, es decir, más sujetos a las condiciones ambientales.
La Organización Mundial de la Salud estima que cada invierno el número adicional de muertos crece un 30 por ciento por impago de la factura de la luz, ya que el frío contribuye al agravamiento de enfermedades previas. Tomando esta tendencia, si en 2012 se produjeron 24.000 muertes adicionales en invierno, más de 7.000 de estos fallecimientos se habrían producido por esta razón.
Los jubilados que no pueden calentar sus hogares han pasado del 13 por ciento al 21 por ciento. El segundo informe de la Asociación de Ciencias Ambientales considera que esta situación se produce cuando un hogar es incapaz de hacer frente a los servicios de energía necesarios para satisfacer sus necesidades básicas, o cuando está destinando para ello un alto porcentaje de sus ingresos.
Dicha Asociación apunta que la crisis y el desempleo, que ronda el 26 por ciento y que, según la mayoría de las previsiones, se mantendrá cerca del 25 por ciento al menos hasta 2015, han agravado esta situación en los últimos años. En paralelo, recalca que entre 2008 y 2012 han aumentado los costes de la energía un 30 por ciento.
Las familias que destinan más del 10 por ciento de sus ingresos al pago de los recibos energéticos han aumentado un 34 por ciento en los dos últimos años por el efecto de la crisis y el desempleo, mientras que el número de personas que aseguran que no pueden mantener su vivienda a una temperatura adecuada ha aumentado un 50 por ciento entre 2008 y 2012, y un 19 por ciento sólo en los dos últimos años.
El informe se refiere de forma expresa a los efectos del paro en términos de pobreza energética y concreta que uno de cada tres hogares (34 por ciento) que la padece, alrededor de 1,2 millones personas, frente al 14 por ciento registrado en 2007. Ello supone un incremento del 142 por ciento en cinco años de crisis.
Asimismo, los jubilados que también se encuentran con dificultades para pagar el recibo de la luz y que no pueden calentar sus hogares ha pasado del 13 por ciento al 21 por ciento en este mismo periodo.
Esta situación se complementa a la perfección con la negativa de Podemos a nacionalizar los monopolios energéticos: “No vamos a mantenerlo, no lo proponemos”, ha dicho Iván Calvo, coordinador del grupo de trabajo Nuevo Modelo Energético del Círculo 3E (Economía, Ecología y Energía) de Podemos.
En las elecciones europeas del año pasado Podemos pedía la nacionalización del sector energético. Es más: en un programa de Salvados grabado en Ecuador, Pablo Iglesias habló de confiscación si las eléctricas no bajaban el precio de la luz.
Como siempre: donde dije digo… Eso sí, la tontería de las energías “renovables” y la “descarbonización” de la economía española están en el programa electoral por todas partes. El frío en las viviendas más humildes les importa un bledo. ¡Que gentuza!