Ayer la revista científica Nature Climate Change publicó un artículo (1) sobre la muerte de 260 animales de 81 especies diferentes frente a la costa de Sudáfrica el 2 de marzo de 2021 a causa de una caída de la temperatura oceánica de casi 10ºC en menos de cuarenta y ocho horas y una duración de siete días.
Utilizando datos satelitales, los científicos de la Universidad australiana James Cook revelan que desde 1981 los episodios de frío marino se han intensificado. Los eventos fríos aumentan, tanto en frecuencia como en intensidad.
El estudio se refiere a la Corriente de las Agujas, en el punto más austral del continente africano. Se encuentra al este de la costa sudáfricana y marca el paso del Océano Atlántico al Índico. Los navegantes portugueses que lo descubrieron lo llamaron así porque en esa zona el norte magnético y geográfico coinciden.
Es una de las corrientes oceánicas más fuertes del planeta. Se crea por el encuentro entre las aguas frías del Océano Antártico (al oeste) con las cálidas del Océano Índico (al este).
Se trata de un desplazamiento horizontal de las aguas superficiales, que va acompañado de otro vertical de las corrientes frías que suben desde las profundidades hasta la superficie. En términos técnicos, este movimiento se llama “upwelling” o afloramiento y existe en casi todas las costas del planeta.
La explicación de los autores del estudio es, sin embargo, rocambolesca y bastante característica de los tiempos que corren, cuando los hechos no confirman las doctrinas más asentadas, como la del calentamiento. El estudio concluye que la temperatura del agua oceánica sube, lo que mueve a los animales marinos a desplazarse en busca de aguas más frías. Entonces el afloramiento enfría excesivamente las aguas, matándolos.
Tanto las especies más sedentarias (tortugas), como los organismos marinos más nómadas (tiburón toro, mantarrayas), pueden morir de hipotermia. El primer firmante del artículo, Nicolas Lubitz, lo enunciaba ayer de una manera paradógica: mueren de frío a causa del calentamiento (2).
Por lo demás, como también es característico, el estudio sólo muestra una cara de la moneda porque el afloramiento no es sólo causa de muerte, sino también de vida. Las aguas profundas y frías arrastran una gran cantidad de nutrientes hacia la superficie que, a su vez, impulsan el crecimiento del fitoplancton que forma la base de la red alimentaria marina y, en última instancia, nutren el ecosistema oceánico. El afloramiento mantiene los caladeros y las grandes pesquerías.
(1) https://www.nature.com/articles/s41558-024-01966-8
(2) https://theconversation.com/climate-change-is-causing-marine-coldwaves-too-killing-wildlife-227781