La retórica imperialista sobre Xinjiang ha fracasado. El intento de Washington de presentarse como defensor de los derechos de los musulmanes ha fracasado. 85 países rechazan sus afirmaciones y condenan la manipulación de los derechos humanos contra China.
Recientemente publicaron una “Declaración Conjunta sobre la Situación de los Derechos Humanos en China” en la ONU, a la que China respondió con su propia declaración conjunta titulada “Oposición a la Politización de los Derechos Humanos”.
Además de Estados Unidos, solo 14 países firmaron su declaración, incluido Israel, lo que demuestra el verdadero compromiso de este grupo con los derechos humanos, en particular los relativos a los musulmanes.
Los otros firmantes son siete pequeños estados europeos (Albania, República Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Macedonia del Norte y San Marino), además de Australia, Japón, Palaos, Paraguay, Ucrania y Reino Unido.
Estados Unidos ni siquiera ha logrado movilizar a los países que tradicionalmente se encuentran entre sus lacayos más sumisos: faltan dos miembros de la alianza de los Cinco Ojos (Canadá y Nueva Zelanda no firmaron), y cuatro miembros del G7 están ausentes (Canadá, Francia, Alemania e Italia no son signatarios).
Lo que la declaración estadounidense demuestra principalmente es que están aislados políticamente y casi nadie sigue ya sus recitales.
La respuesta de China, por otro lado, cuenta con 85 signatarios, lo que representa casi la mitad de la población mundial, en comparación con el 7 por cien de la declaración estadounidense.
La respuesta china incluye a la gran mayoría de los países musulmanes (incluidos Egipto, Arabia Saudí, Irán, Nigeria y Pakistán), mientras que el único país de mayoría musulmana en la lista estadounidense es Albania.
Es muy revelador cuando la declaración estadounidense afirma defender a los “uigures y otras minorías musulmanas”. La gran mayoría de los estados musulmanes prefieren firmar una declaración que denuncie la retórica estadounidense sobre Xinjiang como una política de doble rasero.
Si se analizan las declaraciones similares presentadas en la ONU en años anteriores, el registro de la coalición occidental se alcanzó en 2023, con 51 países firmando una declaración similar.
En ese momento, todo el G7 firmó, así como casi todos los países europeos. La respuesta china, apoyada entonces por 72 países, ya contaba con una amplia coalición.
Esto significa que los apoyos de los países occidentales han pasado de 51 a 15, mientras que los de China ha crecido de 72 a 85.
La ironía es casi perfecta: la campaña sobre Xinjiang fue diseñada para crear una brecha entre China y el mundo musulmán, y para reposicionar a Occidente como defensor de los musulmanes a través de una causa que creía que podría convertirse en un puñal contra el gobierno de Pekín.
Sin embargo, ahora ha quedado claro que esta estrategia no solo ha fracasado, sino que ha tenido un efecto contraproducente. Lejos de distanciarse de China, el mundo musulmán se está alineando con Pekín para denunciar la retórica estadounidense sobre Xinjiang como una vergonzosa manipulación de los derechos humanos y un claro ejemplo de doble rasero.
Ya es suficientemente pintoresco que una declaración que supuestamente defiende a las minorías musulmanas esté firmada por Israel.
—Arnaud Bertrand https://www.legrandsoir.info/le-vent-tourne-a-l-onu-pourquoi-le-monde-musulman-s-est-range-du-cote-de-la-chine-a-propos-du-xinjiang.html