Los países europeos saben que Rusia ya ha ganado la Guerra de Ucrania y que el gobierno de Kiev naufraga en un marasmo económico del que va a ser muy costoso salir. La situación económica de los países europeos tampoco es favorable y no tienen muchas más posibilidades de impedir el hundimiento de Zelensky y los suyos.
Llega la hora de hacer concesiones. Por eso Macron ha pedido a Estados Unidos que cambie su política con respecto a Rusia, tanto en lo que se refiere a la guerra como en materia de sanciones económicas.
Al Secretario de Defensa británico, Ben Wallace, le llamaron para que acudiera a Washington la semana pasada. Al salir dijo que había cosas que discutir que eran “demasiado delicadas”.
Tras hablar el domingo con Austin, las conversaciones del ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, se han multiplicado con sus homólogos francés y británico. Los medios dicen que hablaron sobre la “bomba sucia” de Ucrania, pero las claves van por otro lado.
La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos coloca a China como el “enemigo principal”, pero el canciller alemán Olaf Scholz ha viajado a Pekín, una muestra de que los europeos, o al menos los alemanes, no están de acuerdo.
La Casa Blanca está bajo presión. El lunes 30 congresistas estadounidenses del Partido Demócrata dirigieron un llamamiento a Biden para que busque un acuerdo negociado con Rusia que ponga fin a la guerra en Ucrania.
Se acercan las elecciones de noviembre y los demócratas lo tienen complicado.
Si eso es verdad, parece que por fin la sangre vuelve a regar el cerebro de los lideres occidentales.Aleluya!!
Una guerra de desgaste contra Rusia, en medio de una crisis de superproducción capitalista, no es algo que EEUU pueda prolongar por mucho tiempo.
Esto no va a quedar en medias tintas. Falta el desfile de la victoria por Khreshatik y las banderas de azov y pravi sektor arrojadas a los pies de las autoridades legítimas.