53 países africanos acaban de abandonar la red de bancaria Swift, el sistema financiero occidental, en favor de China. 53 de los 54 países africanos han firmado un acuerdo histórico con el gobierno de Pekín.
El mes pasado China logró reunir a 53 países africanos en torno a un nuevo plan de pagos bancarios internacionales. Las exportaciones africanas se beneficiarán de un acceso pleno al mercado chino. La consecuencia es el abandono del dólar estadounidense y del euro en las transacciones. Ahora los pagos se realizarán en yuanes.
Actualmente una empresa africana que vende una mercancía en Europa no puede utilizar su moneda local. Primero debe convertirla a dólares y luego a euros. Estas dos conversiones de divisas resultan en un costo doble, demoras y una dependencia total de los bancos extranjeros. Las conversiones se realizan a través de Swift, propiedad de Estados Unidos y Europa. Son ellos quienes deciden qué países pueden acceder al sistema financiero internacional.
Las sanciones contra Rusia han servido de advertencia a los países africanos. Los países occidentales han congelado 300.000 millones de dólares de las reservas rusas, un precedente preocupante para muchos países del mundo. Si Estados Unidos puede bloquear a una potencia como Rusia, ¿qué no podrá hacer con los países africanos?
China ofrece el CIPS: el sistema interbancario chino transfronterizo. Más de 4.900 instituciones financieras en 187 países lo utilizan. En África, Egipto fue el primero en adoptarlo. Los bancos centrales de China y Egipto están autorizados a facilitar intercambios comerciales exclusivos en yuanes. Pero Egipto no está solo: Sudáfrica, Nigeria, Angola, entre otros, se han sumado a la iniciativa. Nigeria planea realizar un pago de intercambio de 15 millones de yuanes con China.
Los que pretendían aislar, están quedando aislados. Entre 2017 y 2020 las inversiones estadounidenses en África disminuyeron un 12 por cien. A diferencia de las potencias occidentales, que mantienen una presencia significativa en África como fuente de materias primas, China adoptó un enfoque diferente. Trata a cada país según sus necesidades específicas, construyendo alianzas bilaterales centradas en el beneficio mutuo. Mientras Washington levanta barreras, Pekín abre sus mercados. Treinta y tres de los países africanos menos desarrollados ahora se benefician del libre acceso al mercado chino.
Por ejemplo Angola, un país que depende del suministro de petróleo. La gasolina representa el 50 por cien del PIB, el 77 por cien de los ingresos públicos y el 90 por cien de las exportaciones. Debido a la difícil situación que enfrenta, China invirtió 350 millones de dólares en la agricultura angoleña. El objetivo es diversificar la economía y fortalecer la seguridad alimentaria. Grandes empresas públicas chinas han adquirido fondos para acumular decenas de millones de hectáreas.
En junio pasado Sudáfrica marcó una pauta. El Standard Bank se convirtió en el primer banco africano en permitir pagos interbancarios directos en yuanes con China. Un hito histórico, y solo es el comienzo. Egipto y Sudáfrica representan las economías más grandes de África. Etiopía, séptima economía, y Uganda, decimotercera, siguen sus pasos. Argelia y Nigeria, tercera y cuarta economías del continente respectivamente, han recibido invitaciones oficiales para unirse a los Brics. Si las aceptan, las cuatro principales economías africanas formarían parte del bloque.
La revolución financiera china
Durante décadas, las naciones africanas operaron dentro de un sistema donde carecían de voz. Gracias al comercio basado en el yuan, las inversiones en infraestructura y alternativas financieras como el CIPS, China ofrece a África un lugar pleno y en igualdad de condiciones en la mesa de negociaciones.
Con el auge de las economías africanas, el continente podría convertirse en el principal impulsor de este nuevo sistema financiero mundial.
Según Reuters, las transacciones Swift que involucran a países africanos cayeron un 23 por cien en el primer semestre del añoo pasado. El FMI reconoce en su último informe que la aparición de alternativas a Swift plantea un desafío sistémico para la arquitectura financiera internacional. Los cabecillas del G7 celebran numerosas reuniones de emergencia, debatiendo contramedidas y nuevas estrategias de cooperación.
Es solo el comienzo. La revolución financiera china podría desencadenar un efecto dominó en el mundo. Sudamérica ya tiene la vista puesta en el sistema chino. En plena crisis económica, Argentina negocia en secreto pagos en yuanes. Brasil intensifica su comercio bilateral con Pekín. 127 países ya comercian más con China que con Estados Unidos: más de la mitad de los países del mundo. Según Goldman Sachs, para 2030 más del 40 por cien del comercio internacional podría eludir el sistema Swift.
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