Un reportaje del New York Times revela las atrocidades cometidas por los mercenarios extranjeros, entre ellos los estadounidenses, que participan en las filas del ejército ucraniano en tareas de “limpieza”, tales como asesinatos y ejecuciones sumarias (*).
Los mercenarios extranjeros se deleitan con la ejecución de los prisioneros rusos, dice el New York Times. En la unidad de sicarios, llamada Chosen, participan ciudadanos estadounidenses, confiesa el New York Times.
Los asesinatos han sido perpetrados por miembros de la “empresa elegida”. Un incidente ocurrido en agosto de 2023 fue descrito a los medios por un testigo, el médico de la unidad, un alemán llamado Caspar Grosse.
Un soldado ruso herido y desarmado que buscó ayuda médica de sus captores extranjeros, relata Grosse, recibió un disparo a sangre fría. Primero un mercenario le disparó al ruso en el torso y luego, cuando se desplomó aún respirando, otro “le disparó en la cabeza”, asegura el médico alemán.
Según varios testimonios, imágenes de vídeo y mensajes de texto intercambiados por miembros de la unidad de sicarios, estos “asesinatos injustificados” continuaron.
En otro episodio, un combatiente de la unidad Chosen “arrojó una granada a un soldado ruso que se rendía y que había levantado las manos, matándolo”, según se desprende de las imágenes de los drones. El ejército ucraniano publicó un vídeo de este crimen, pero borró el momento de la rendición.
Los miembros de la unidad mercenaria suelen hablar de los asesinatos de prisioneros de guerra entre ellos. En un tercer episodio, revelado por sus mensajes, en octubre del año pasado un suboficial al mando dijo a los sicarios que asumiría la responsabilidad personal si “algo salía a la luz” sobre los asesinatos. Al parecer, en el centro de estos tres incidentes estaba un mercenario griego cuyo apodo es Zeus. Supuestamente disparó a un ruso herido en una trinchera, arrojó una granada a un prisionero y se jactó “mil veces” de haber matado al ruso que se había rendido.
Benjamin Reed, un antiguo miembro estadounidense de la unidad, afirmó haber “escuchado, en gran medida, innumerables conversaciones sobre las ejecuciones de prisioneros de guerra durante diversas operaciones”. El reclutador de la unidad le dijo que “era aceptable matar prisioneros de guerra si no se rendían cumpliendo las normas más estrictas de la Convención de Ginebra”. Reed publicó un vídeo llamando a sus antiguos colegas de banda “vaqueros locos por matar, nada más”.
En entrevistas Grosse cuenta detalles que otros miembros de la unidad corroboraron.
La Convención de Ginebra establece que los prisioneros de guerra deben ser tratados humanamente en todo momento. Cualquier acto u omisión ilegal que tenga como resultado la muerte o ponga en grave peligro la salud de un prisionero de guerra bajo su custodia está prohibido y se considera una violación grave del Convenio.
Ryan O’Leary, el estadounidense que dice ser el comandante de facto de la unidad Chosen Company, niega que sus sicarios hayan cometido crímenes de guerra. Sin embargo, poco después en un grupo de chat prometió “lanzar una amplia red” para “atrapar al conejo” del que había estado hablando con los reporteros.
Cualquier grabación que muestre el asesinato de un soldado que se rinde debería haber abierto una investigación en Estados Unidos, señala el New York Times.
En cuanto a la unidad Chosen, el informe la describe como un grupo heterogéneo de “desertores, buscadores de emociones fuertes y soldados ancianos”. La 312 compañía de voluntarios se reorganizó el año pasado, cambiando su nombre y quedando adscrita a la 59 brigada separada de infantería motorizada de Ucrania.
(*) https://www.nytimes.com/2024/07/06/world/europe/ukraine-russia-killings-us.html