En París la manifestación del Primero de Mayo congregó a 50.000 manifestantes y se produjeron constantes enfrentamientos con la policía, que lanzó gases lacrimógenos.
Las primeras escaramuzas se produjeron pocos minutos después de la salida del cortejo, que partió poco después de las 14.30 horas de la Plaza de la República hacia la Plaza de la Nación.
Las reivindicaciones más coreadas fueron el aumento de los salarios, el mantenimiento de los servicios públicos y de la protección social.
A lo largo del bulevar Voltaire se destruyeron muchos escaparates, entre ellos los de un restaurante McDonald’s, sucursales bancarias, agencias inmobiliarias, compañías de seguros y una tienda de productos ecológicos. Se rompió un coche y se produjeron incendios, uno de ellos alimentado por tablones de madera.
Un bombero que intentaba apagar un incendio de palés fue atacado por una mujer. El bombero sostenía su manguera de agua hacia el incendio en la calle Alejandro Dumas cuando una manifestante se le acercó para impedirle apagar el fuego antes de golpearle dos veces con la mano en el casco.
Un cordón de antidisturbios bloqueó el paso de los manifestantes en el Bulevar Voltaire y a la llegada a la Plaza de la Nación, destino final de la manifestación, se produjeron nuevos enfrentamientos con la policía, con nuevos lanzamientos de gases lacrimógenos.
En Rennes cientos de manifestantes se enfrentaron durante dos horas con la policía, que utilizó gases lacrimógenos y un cañón de agua. Los manifestantes prendieron fuego a los cubos de basura.
También se produjeron daños en Nantes, donde la policía intervino para dispersar a los manifestantes.
La CFDT, que actualmente es el mayor sindicato de Francia, ya no convoca manifestaciones en el Primero de Mayo. “Buscamos movilizaciones más simbólicas que masivas”, dice su secretario general, Laurent Bergese, que desvió la naturaleza histórica de esta jornada de lucha, que pretende sustituir por las reivindicaciones climáticas.