Los convocantes fueron los sindicatos CGT, FSU, el sindicato de los jueces, así como diversas asociaciones, tales como Attac, Derecho a la Vivienda, Los Derechos Primero, entre otras.
Durante la manifestación unos 20 participantes vestidos de negro y encapuchados atacaron a dos militares que no portaban su uniforme.
A uno de los militares le abrieron una ceja de un golpe y fue atendido en el mismo lugar de los hechos por los bomberos. Al otro los manifestantes le quitaron el teléfono móvil y huyeron corriendo. Este último participó en la dispositivo militar del gobierno tras la puesta en marcha de la “Operación Vigipirate”, que encomendó a los militares el desempeño de tareas policiales en pleno centro de París.
La policía indaga si los militares fueron atacados a causa de que descubrieran su condición, o si fueron equiparados a los neonazis por su vestimenta o corte de pelo.
En diciembre otros cinco militares fueron atacados, algunos de ellos con armas de fuego, en dos ocasiones en la localidad de Toulouse, al sur de Francia. Aunque una de ellas ocurrió a la salida de una discoteca y la prensa la describió como una “pelea de borrachos”, lo cierto es que la policía califica los hechos como “terrorismo” a causa de las palabras que profirieron los atacantes.
Los abogados alegaron que sus defendidos padecieron una provocación por parte de los militares. Uno de los atacantes ya había sido condenado antes por otras agresiones dirigidas contra militares.