La sede del MI5 en Londres |
En una decisión mayoritaria, los jueces del Tribunal de Facultades de Investigación declararon que el MI5 puede autorizar a sus soplones para que trabajen dentro de bandas criminales, aunque en estos casos nunca se sabe si es la policía la que se infiltra en las bandas o las bandas las que se infiltran en la policía.
En realidad, es una disquisición banal. Da lo mismo, porque el hecho es que unos y otros hacen lo mismo. No es posible diferenciar a un policía de un delincuente.
Este fallo se produce cuando Johnson busca actualizar las leyes para alinearlas con las de Estados Unidos, en el contexto de una campaña contra los fantasmas, es decir, todos esos espías, saboteadores y piratas que trabajan para Estados extranjeros (léase Rusia, Corea del norte e Irán).
El resto lo ponen los medios de intoxicación por su cuenta, con montajes al estilo Skripal, o las armas de destrucción masiva, o las armas químicas en Siria, o… cualquier cosa.
La policía ya no es lo que era. Su finalidad no es impedir los delitos, sino todo lo contrario: participar en ellos. La policía vive del crimen. Si no hay crímenes, habrá que inventarlos porque cuantos más y peores, mejor, más recompensas, más ascensos, más medallas, más premios…
¡Que no se acaben nunca! Hay todo un sector de la sociedad que vive de los delincuentes, con la excusa de la delincuencia y gracias a ella.
(*) https://www.bloomberg.com/news/articles/2019-12-20/licensed-to-kill-court-rules-mi5-can-murder-kidnap-torture