Pero no vivimos ninguna crisis; vivimos en el capitalismo, donde la mitad de los ancianos no se jubilan nunca, según cifras de la OIT de 2014. La otra mitad cobran pensiones de hambre, que les obliga a trabajar hasta su muerte.
La OIT lo dice de una manera más fina y elegante: “la cobertura no es adecuada”. Es un eufemismo porque no hay un sólo gobierno burgués en el mundo que no tenga intención de recortarlas para hacerlas menos “adecuadas” aún… salvo Maduro que ha prometido mejorarlas sustancialmente en su discurso de fin de año.
En otro informe de la OIT de 2005, su autor, Colin Gillion, definía lo que entiende por una cuantía “adecuada” de pensión: “Cualquier pensión que no eleve a la persona sobre la línea de pobreza no es una pensión razonable. Debería haber, por principio, un ingreso en la vejez que esté al menos por encima de la línea de pobreza”.
El capitalismo hace de la necesidad (de dinero) virtud (beneficio), por lo que la estrella de las reformas de los sistemas de jubilación es siempre la privatización, que no consiste en pagar dinero sino en obtenerlo, o sea, hacer negocio con las pensiones.
Las reformas de las pensiones van acompañadas de la reformas en sanidad que, según la OIT, están incrementando la mortalidad de los ancianos, o dicho de una manera más directa: para no pagar pensiones, hay que acabar con los ancianos.
El empobrecimiento de los ancianos es el otro aspecto de las reformas. Por ejemplo, en 2013 España dejó de indexar las pensiones a la inflación, por lo que se irán reduciendo progresivamente con el paso del tiempo.
Los jubilados españoles ya han padecido dos “reformas” del sistema de pensiones en muy poco tiempo: una del PSOE en 2011 y otra del PP en 2013. Ahora se está llevando a cabo la tercera, calificada como “silenciosa” (*) porque recortará el gasto público sin levantar sospechas.
¿Consecuencias? El recorte medio respecto a la prestación prevista será de un 30 por ciento en 2050. El actual sistema contributivo se transformará en uno asistencial y nadie se dará por enterado.
(*) http://link.springer.com/article/10.1007/s13209-016-0148-3?wt_mc=Internal.Event.1.SEM.ArticleAuthorOnlineFirst
Me parece vergonzoso que el estado no mime a las personas mayores con buena sanidad, farmacia o pensiones se lo merecen ya lo dieron todo