El imán Jume Tahir |
Yarkand es una ciudad cercana a la frontera china con Kirguistán y Tayikistán, un nudo comercial que el gobierno de China ha elegido como centro industrial de la región de Kashgar.
El día anterior el ministro tayiko de Interior, Ramazon Rahimzoda, se había entrevistado en Dushambé, la capital de Tayikistán, con el viceministro chino de Seguridad Ma Wei para coordinar la lucha contra lo que calificaron como «las tres plagas» de la región: el separatismo, el extremismo y el terrorismo. El tráfico de drogas, otro de los problemas candentes de la frontera, fue otro de los puntos tratados por ambos ministros.
Tras la relativa calma alcanzada después de la ola de ataques fundamentalistas desatados por los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, desde el pasado año han vuelto los atentados.
En julio, justo antes del final del Ramadán, otro asalto en Yarkand causó la muerte de casi 100 personas, de los que 37 eran civiles, 35 chinos y 2 uigures, y 59 formaban parte de los asaltantes. El choque fue seguido de la detención de 215 uigures acusados por la policía china de terrorismo.
Los fundamentalistas atacaron una comisaría de policía y otros edificios oficiales armados con cuchillos. Además, detuvieron algunos vehículos que circulaban por la calle y acuchillaban a sus ocupantes, obligando a algunos peatones a particular en el acuchillamiento.
Entre los asesinados estaba Jume Tahir, imán de la mezquita de Kashgar, la más grande de China. Dos de los asesinos fueron luego abatidos a tiros por la policía y dos días cayeron otros nueve terroristas en Hotan.
El imán Tahir, que tenía 73 años de edad, se había destacado por sus feroces críticas a los fundamentalistas y a la espiral de crímenes que estaban cometiendo en Xijiang. Era miembro del Congreso Nacional Popular de Pekín y presidente de la Asociación Islámica de China.
A pesar de las acusaciones dirigidas contra Pekín por impedir la práctica del Islam en la región, los imanes de las mezquitas cobran un sueldo del Estado, aunque no hay homogeneidad entre ellos, ya están divididos entre uigures, kazajos y otras corrientes que tienen motivaciones nacionales, más que religiosas.
Otra explicación de la oposición de los imanes al terrorismo fundamentalista es similar a la de Chechenia, donde la población islámica también es de confesión sufí y se opone al wahabismo que procede de Arabia saudita.
No es el único imán al que han atacado los takfiristas en Xinjiang:
– En 1993 dos terroristas del Movimiento del Turquestán Oriental apuñalaron y mataron al imán Abliz Damolla de la Gran Mezquita de Yecheng.
– Tres años después mataron a tiros a Hakimsidiq Haji, ayudante del imán de la mezquita de Aksu, y acuchillaron al imán Aronghan Haji de la mezquita de Id Kah, que sobrevivió con cortes en la cabeza, las manos, la espalda y las piernas. El agresor, Nurmamat, había sido educado en el panislamismo y el panturquismo en una madrasa ilegal a que le enviaron sus padres cuando tenía cinco años de edad.
– En 1997 Muhammat Tursun disparó al imán Yunus Sidiq Damolla en su mezquita de Baicheng.
– Al año siguiente un exiliado uigur disparó contra el imán Abliz Haji en Yecheng.
– El año pasado fue asesinado a puñaladas frente a su casa el imán Abdurehim Damaolla, de 74 años de edad, de la mezquita de Kazihan.