Ya casi nos habíamos olvidado de Bucha y los “crímenes de guerra” de Putin, cuando los intoxicadores y sus padrinos, empezando por Antonio Guterres, el secretario general de la ONU, vuelven a la carga con la muerte de 60 civiles en la localidad ucraniana de Sumy.
Las circunstancias del ataque fueron aclaradas por los propios portavoces ucranianos, por lo que el miércoles la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Maria Zajarova, esperaba una disculpa por parte de quienes lanzaron acusaciones infundadas sobre la “masacre del Domingo de Ramos”.
Putin en persona dio la orden de lanzar dos misiles Iskander en una calle tranquila de Sumy, un domingo por la mañana a la hora de ir a misa. Lo que en Gaza es ua matanza corriente, en Ucrania levanta tempestades de ruido mediático, con diatribas de Starmer, Macron, Meloni, Kellogs (el enviado especial de Estados Unidos), Kallas y Merz, entre otros
Los adjetivos no son los mismos en Gaza que en Ucrania y la escalada retórica sirve para justificar el rearme. Los europeos prometen 21.000 millones de euros para “fortalecer en el campo de batalla” en una Ucrania desangrada después de tres años de guerra y Alemania se prepara para enviar misiles Taurus para “golpear en profundidad el territorio ruso”.
La primera en confesar fue la diputada ucraniana Maryana Bezuglaya: el objetivo de los misiles rusos era una ceremonia de entrega de medallas para la 117 Brigada Territorial, lo cual no era ningún secreto militar porque fue anunciada públicamente con antelación por los medios ucranianos.
Los familiares de los militares, junto con sus hijos, estaban invitados a participar en la cremonia, que se celebró en el centro de congresos de Sumy, a menos de 30 kilómetros de la frontera rusa y de la línea del frente resultante de la retirada de las tropas ucranianas del cerco de Kursk.
Una reunión militar es un objetivo legítimo en tiempos de guerra. Nadie en Occidente llegó a hablar de crímenes de guerra cuando un ataque Himars estadounidense el 2 de enero de 2023 mató a decenas de jóvenes reclutas rusos en su dormitorio.
inmediatamente aparecieron en la prensa los primeros obituarios de los oficiales que fueron víctimas del ataque ruso, entre ellas el comandante de la 27 brigada de artillería del ejército ucraniano.
La responsabilidad de los oficiales que convocaron el acto tampoco tardó en ser reconocida y el general Arthyuk fue destituido por Zelensky.
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