Gran Bretaña asegura que no vacilará en enfrentarse al ejército turco para ayudar a las milicias kurdas que aún se mantienen al este del río Éufrates.
Esta amenaza se difunde algunos días después de que los dirigentes turcos hayan calificado como “terroristas” a los comandos de operaciones especiales británicos que combaten junto a YPG.
“Al luchar contra los terroristas, Turquía no concede ninguna importancia a su nacionalidad”, afirmó el consejero del Primer Ministro turco, Yuness Aghbaba.
En su comunicado la fuerzas especiales británicas destacan las “relaciones entre el ASL y el Califato Islámico” y asegura que los primeros se encuentran a 11 kilómetros de la ciudad de Mabi.
El texto añade que “los elementos apoyados por Turquía forman parte del Califato Islámico y la fácil victoria del ejército turco en Jarablus hay que entenderla de esa manera. ¿A quién va entregar el control de la ciudad después de tomar Manbi”, preguntan los oficiales británicos que operan en Siria.
La agresividad del comunicado británico es sorprendente. Critica a Erdogan por su “apatía” durante la guerra de Kobani, cuando dejó que los yihadistas del Califato Islámico entraran por la frontera para luchar contra los kurdos.
El viraje que está tomando la Guerra de Siria están causando que unos lancen los trapos sucios contra los otros, dejando a todos ellos al descubierto.