Actualmente Öçalan está preso en la isla de Imrali, en el Mar de Mármara, incomunicado y en condiciones estrictas de aislamiento.
El día anterior a la intentona, el estado mayor de los golpistas formó una comisión especial con esta tarea de rescate. El plan consistía en descender al patio de la cárcel desde un helicóptero.
Öçalan vivió refugiado en Siria hasta 1998, cuando el gobierno turco trató de mejorar sus relaciones con el sirio y el dirigente kurdo se convirtió en la moneda de cambio.
Desde Siria se trasladó a Rusia y luego a varios países hasta acabar en Italia. El gobierno turco pidió su extradición, hasta que fue finalmente detenido ilegalmente en Kenia al año siguiente por la inteligencia israelí y trasladado a Turquía, donde fue “juzgado” y condenado a la pena de muerte por “insurrección armada” y “acciones contra la seguridad del Estado”.
Cuando en 1999 la pena capital fue abolida en Turquía, se la conmutaron por la cadena perpetua.
Inicialmente Öçalan se declaró marxista-leninista, aunque nunca fue más que una etiqueta que fue cambiando, hasta diluirse por completo a finales de los años noventa. En 2006 pidió el cese de la lucha armada a menos que “seamos amenazados por una destrucción total”.
Desde 2001 se vienen denunciando los vínculos del PKK con el tráfico de heroína procedente de Afganistán, que no son ocasionales sino que proceden de una estrategia estructurada de financiación, que recauda por esta vía entre 50 y 100 millones de dólares anuales (1).
El 30 de mayo de 2008 Bush impuso sanciones financieras al PKK pero, a diferencia de otro tipo de organizaciones, no se justificó invocando motivaciones políticas sino en aplicación de una ley contra el tráfico de drogas (2).
(2) http://www.france24.com/fr/20080531-bush-sanctions-separatistes-kurdes-etats-unis-pkk-drogue