Los gastos militares son ‘sagrados’ para el gobierno francés

Hoy es la fiesta por antonomasia en Francia y, de aperitivo, ayer Macron pronunció un discurso ante las tropas con los tópicos del momento: peligros por todos los costados y, para remediarlo, rearme y militarización de la sociedad.

Anunció cambios en la doctrina nuclear francesa, la profundización de la cooperación con Reino Unido y el aumento en el tamaño del ejército. “Debemos dar la opción de servir, no reinstaurar el servicio militar obligatorio, sino permitir que los jóvenes voluntarios se capaciten en las fuerzas armadas y fortalezcan sus filas”, declaró en enero.

Macron aboga por el fortalecimiento del Servicio Militar Voluntario, un programa creado en 2015 para jóvenes parados de entre 18 y 25 años. En los últimos 10 años, 10.000 voluntarios se han formado en ese programa, es decir, a penas mil cada año.

Otra opción es aumentar el número de reservistas. Actualmente hay 45.000, y el gobierno espera alcanzar los 52.000 para diciembre de 2026.

“El ejército de 2030 será un híbrido: un ejército activo y uno de reserva con habilidades perfeccionadas. La reserva no debe ser un refuerzo. Debe estar plenamente integrada en todo el espectro de misiones y no servir únicamente para reemplazar a los soldados activos en determinadas circunstancias”, declaró Sebastien Lecornu, el ministro de Defensa.

El entrenamiento de estos voluntarios requiere un mínimo de seis meses a un año para aprender a “desenvolverse en el terreno, a usar un arma y a matar a alguien en la guerra sin morir”, explicó el coronel Vincent Arbaretier.

Necesitan meter el miedo en el cuerpo

Para meter el miedo en el cuerpo a los franceses, los chusqueros se pasean casi todos los días por los medios con declaraciones apocalípticas. El general Thierry Burkhard, Jefe del Estado Mayor de la Defensa, presentó un panorama sombrío de las amenazas en una inusual conferencia de prensa, pocos días después de otra aparición televisiva -también sin precedentes- de Nicolas Lerner, director de la DGSE (Dirección General de Inteligencia Exterior).

Los uniformados quieren adelantar a los espectadores la Revisión Estratégica Nacional, que se publicó ayer. Los planes militares franceses son una colección de tópicos absurdos. Consideran la amenaza de Rusia para los países europeos como “persistente” y agravada por el repliegue estadounidense. “El lugar de los países europeos en el mundo del mañana también está en juego” y no podemos olvidar la desinformación, los ataques híbridos y la lucha contra el “terrorismo”, dijo el general Burkhard ante los periodistas.

“Debemos aceptar que, efectivamente, nos enfrentamos a un cambio de marco estratégico”, añade Lecornu, el ministro de Defensa. “Si no queremos depender de nadie, esto requiere necesariamente un nuevo esfuerzo, no solo presupuestario, sino también intelectual, moral e industrial”, afirmó.

Cuando se trata de la guerra no hay que escatimar en gastos

Esos esfuerzos plantean la cuestión de la bancarrota económica francés pero, tratándose del ejército, nunca es suficiente. El derroche presupuestario francés es muy anterior al comienzo de la Guerra de Ucrania y al surgimiento del mito de la “amenaza rusa”. Entre 2017 y 2025 el presupuesto de defensa aumentó de 32.200 millones de euros a 50.500 millones de euros.

En la actualidad la Ley de Planificación Militar prevé 413.000 millones de euros para el ejército entre 2024 y 2030, con aumentos presupuestarios anuales de poco más de 3.000 millones de euros, hasta alcanzar los 67.400 millones de euros en 2030.

Pero Francia tiene la hucha vacía. La deuda ha alcanzado los 62.000 millones de euros este año y amenaza con dispararse, pero no importa: el primer ministro, François Bayrou, ha dicho que los gastos militares son “sagrados”. En todo lo demás hay que ahorrar y recortar.

El invierno pasado el ministro Lecornu estimó que “el peso ideal del ejército francés sería algo menos de 100.000 millones de euros”. A principios de este mes, ante el Senado, describió los planes de rearme: defensa tierra-aire, municiones, guerra electrónica e incluso el espacio. “Lo que más nos preocupa y genera nuevas necesidades presupuestarias son los avances tecnológicos”. Se refería a la inteligencia artificial, la tecnología cuántica y el sigilo aéreo, entre otros.

Los europeos han perdido la cabeza por completo con las armas. Londres quiere aumentar su presupuesto de defensa al 2,5 por cien para 2027 y al 3 por cien después de 2029. Alemania prevé alcanzar un presupuesto de defensa de 162.000 millones de euros en 2029, equivalente al 3,5 por cien de su PIB, y Polonia ya dedica a este objetivo el 4,7 por cien.


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