Tampoco es algo demasiado novedoso. La OCDE ya incluye ciertos gastos militares como ayuda al desarrollo, como la asistencia a los refugiados o las misiones civiles de “mantenimiento de la paz” aprobadas por la ONU.
De esa manera, en 2013 se contabilizaron como ayuda 52 millones de euros gastados por el Ministerio francés de Defensa. En ese paquete está el sostén presupuestario a Djibuti por valor de 36 millones de euros o una ayuda humanitaria a Chad por valor de 6 millones de euros.
Pero ahora el gobierno “socialista” francés quiere ir más lejos y camuflar de esa manera ciertos gastos de formación del personal militar con fines no militares o incluso el apoyo al Estado de Derecho, la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo. Lo defendió la propia Girardin ante la OCDE en diciembre y esa organización tomará una decisión al respecto el año que viene.
Para cualquiera con un poco de sentido común lo que la OCDE se propone es, ni más ni menos, que un engaño, perpetrar un fraude contable, una falsificación de los presupuestos del Estado. Por mucho menos hay decenas de condenados a prisión, en Francia y en cualquier otro país.
Para acabar hay otro aspecto de este feo asunto del que no queremos ni hablar, por el momento. ¿A que llaman desarrollo los socialistas franceses?, ¿a qué llaman ayuda al desarrollo?, ¿se refieren a las violaciones de mujeres y niños que sus tropas han cometido en los países africanos ocupados?
Sólo hay una manera de que el gobierno francés ayude al desarrollo de los países africanos: largarse a su casa.