Le Pen en sus viejos tiempos |
Le Pen ha asegurado que su hija ha incurrido en una «traición» al suspenderle y ha prometido presentar todos los recursos posibles, además de advertir de que los seguidores del Frente Nacional estarán «indignados» con esa decisión. Además, le ha reclamado a la líder del partido fascista que deje de usar su apellido. «Es vergonzoso que la presidenta del Frente Nacional lleve mi apellido y, de hecho, me gustaría que lo perdiera lo antes posible. Esto puede hacerse ya casándose con su pareja o tal vez con el señor Philippot o con otra persona», ha afirmado, en referencia al “número dos” del Frente Nacional, uno de los más críticos con Le Pen padre. «No quiero que la presidenta del Frente Nacional se apellide Le Pen», ha subrayado.
«Ha tratado a su padre y presidente fundador del Frente Nacional de una manera absolutamente indignante», ha afirmado, antes de contestar a la pregunta de si repudia a su hija con un rotundo: «¡Por supuesto!» Le Pen ha asegurado que no tiene intención de retirarse de la vida política. «No estoy en absoluto político jubilado y no tengo intención de retirarme», ha dicho. Preguntado sobre si espera que su hija gane con el Frente Nacional las próximas elecciones presidenciales, en 2017, ha asegurado que, «por el momento», «no» porque sería «escandoloso» que sus principios morales rijan los destinos de Francia.
Los fascistas franceses se caracterizan por su xenofobia, especialmente respecto a los magrebíes, a los que pretenden expulsar de Francia. Cuando era un joven diputado gaullista, Le Pen abandonó su escaño en la Asamblea francesa para combatir a los independentistas argelinos. Fue oficial de inteligencia, condecorado con la Cruz al valor militar y no le importó confesar que torturó a los detenidos “porque había que hacerlo”. Pero entonces, cuando Argelia formaba parte de Francia, Le Pen llamaba a los argelinos a instalarse en el Viejo Continente. En un discurso épico pronunciado el 28 de enero de 1958 en la Asamblea francesa Le Pen dijo:
«Lo que hay que decir a los argelinos no es que ellos necesitan a Francia sino que es Francia quien les necesita a ellos. Hay que decirles que no son una carga, o que si lo son por ahora, serán la parte dinámica y la sangre joven de una nación francesa en la que les habremos de integrar. Afirmo que en la religión musulmana nada se opone desde el punto de vista moral para el creyente o practicante se convierta en un ciudadano francés completo. Por el contrario, en lo esencial, sus preceptos son los mismos que los de la religión cristiana, fundamento de la civilización occidental. Por otra parte, no creo que haya más de raza argelina que de raza francesa […] Concluyo: ofrezcamos a los musulmanes de Argelia la entrada y la integración en una Francia dinámica. En lugar de decirles, como hacemos ahora, ‘Ustedes nos cuestan muy caros, ustedes son una carga’, digámosles, ‘Les necesitamos. Ustedes son la juventud de la nación’ […] ¿Cómo puede un país que siempre se ha quejado de no tener suficientes jóvenes, devaluar el hecho de tener cinco o seis millones de dólares?»
Donde dije digo… Los fascistas nunca ha tenido vergüenza. Lo pueden oir en vivo y en directo. La estampa de un joven fascista con un parche en el ojo llamando a los argelinos a viajar a Francia, no tiene desperdicio: