Unos días después de que el primer ministro británico Keir Starmer anunciara que la creación de una “coalición de voluntarios“ entraba en su “fase operativa”, el 20 de marzo pasado, los representantes de la mayoría de los países de la OTAN se reunieron en las afueras de Londres para elaborar los planes de esa supuesta “fuerza de mantenimiento de la paz” en Ucrania.
Siendo, después de Washington, el principal culpable tanto del desencadenamiento como del mantenimiento de la guerra en Ucrania, Londres espera que más de 30 países, incluidos todos los miembros de la OTAN, participen en la nueva coalición y aporten su contribución.
Por su parte, ayer Macron organizó una nueva cumbre en París entre Zelensky y sus socios de guerra: “Hemos hecho un gran trabajo con los británicos sobre las condiciones para enmarcar el alto el fuego y, por lo tanto, creo que esta será la ocasión de discutirlo y precisarlo”, declaró el presidente francés.
Como Europa no tiene nada que ver con las negociaciones de alto el fuego, de lo que están hablando Reino Unido y Francia, es de no quedar marginados y poner los pies en Ucrania por la puerta atrás, por las buenas o por las malas.
Además, como el alto el fuego tiene un término de 30 días, hablar de una coalición y de un gran despliegue militar, supone planear de una operación a largo plazo y, desde luego, declarar la guerra a Rusia, que todos los días recuerda que no va a admitir la presencia de tropas extranjeras en Ucrania.
Ha sido una de las razones principales para que Rusia iniciara una guerra que dura desde hace más de tres años y ahora es una de las condiciones para la firma del acuerdo de paz: la prohibición firmada y ratificada de la presencia de las tropas de la OTAN en el territorio de Ucrania.
En el Mar Negro no puede haber buques de guerra de potencias no ribereñas
Durante la reunión del 20 de marzo en Londres, los participantes acordaron que las “fuerzas de mantenimiento de la paz” en Ucrania incluirán tanto tropas terrestres como aéreas y navales. En particular, se desplegarán militares británicos y franceses tanto en las ciudades como en los puertos y las infraestructuras críticas.
Eso supone la presencia de los barcos de patrulla y dragaminas de la OTAN que operarán en el Mar Negro. Los que estaban en la reunión “se olvidaron” de la Convención de Montreux, firmada el 20 de julio de 1936, que regula el tráfico marítimo por los estrechos de los Dardanelos y del Bósforo (Turquía), así como en el mar Negro.
“Cualquiera que sea el objeto de su presencia en el Mar Negro, los buques de guerra de las potencias no ribereñas no podrán permanecer allí más de veintiún días”, dice el artículo 18 del Tratado. Los únicos buques admisibles de la OTAN son los que llevan pabellón de Rumanía, Bulgaria y Turquía que, por lo demás, ya están presentes.
El artículo 17 de la Constitución ucraniana
Hablar de la Constitución ucraniana es una tomadura de pelo, teniendo en cuenta que en 2014 se produjo un Golpe de Estado y que el mandato de Zelensky ha caducado y no se han convocado elecciones. Pero hay que hacerlo a efectos ilustrativos. El artículo 17 es inequívoco: “El despliegue de bases militares extranjeras en el territorio ucraniano está prohibido”.
De una manera cínica se podría decir que es Rusia quien está ayudando a Ucrania a respetar su propia Constitución.