El gobierno italiano anunció recientemente la obligatoriedad del pasaporte de vacunación tanto en el sector público como en el privado y que a los trabajadores que no puedan mostrar el pasaporte de vacunación se les retendrá el salario.
Por decreto el gobierno obligó a 23 millones de trabajadores a obtener un certificado que se expide a quienes se han vacunado, se han recuperado del virus o han dado negativo en una prueba reciente. Algunos temían que los trabajadores no vacunados fueran despedidos.
El miércoles de la semana pasada el gobierno anunció que los que no tengan pasaporte no deben ser suspendidos ni despedidos (*). Se considera que se han ausentado de su puesto de trabajo de manera injustificada y les retendrán el salario.
Quienes sean descubiertos trabajando sin el pasaporte de vacunación podrán ser sancionados con multas de hasta 1.500 euros. Además, el gobierno dijo que no se hará cargo de los costes de la prueba para aquellos que prefieran no vacunarse. Las farmacias cobrarán 15 euros por las pruebas a los adultos y 8 euros a los menores de edad.
Los que no se hayan recuperado del virus tendrán que recibir las dos dosis de la vacuna, mientras que los que se hayan recuperado del virus obtendrán el certificado después de recibir la primera dosis.
En Italia el pasaporte de vacunas tampoco es un recurso sanitario sino de control social, ya que permite rastrear la ubicación de su titular en cualquier momento.
(*) https://www.ilgiornale.it/news/cronache/green-pass-obbligatorio-salta-sospensione-lavoro-1977029.html
¿Podemos ya empezar a hablar de fascismo sanitario o aún no?