Los gobiernos europeos han reconocido que este invierno pueden producirse cortes de electricidad organizados, planificados, localizados y de corta duración, en la red eléctrica.
El objetivo de dichos cortes es eliminar los picos de consumo, sobre todo en determinadas horas del día, cuando la caída de las temperaturas provoquen una demanda excesiva para la calefacción.
La Federación francesa de Operadores de Telecomunicaciones, por su parte, ha anunciado que sin electricidad los repetidores móviles dejarán de funcionar y el 95 por cien de las comunicaciones de emergencia pasan por esas redes.
Es un problema sin solución. La única posibilidad sería instalar un generador en los relés para garantizar su funcionamiento. Pero la red tiene demasiados relés y encender un relé apagado requiere más tiempo que encender un cuadro de luces. Las interrupciones pueden durar horas, cortando los servicios de internet y telefonía tanto a particulares como a empresas.
El teletrabajo no sólo quedará interrumpido sino que se producen daños. El ordenador puede perder los datos y el enrutador se puede desconfigurar.
En España, las empresas debe computar el tiempo que duren los cortes como tiempo efectivo de trabajo, sin que los trabajadores deban recuperar ese tiempo ni sufrir descuento alguno de los salarios.