Aquí nos alegramos enormemente y lo celebramos. Es más: esperamos que Francia acoja a todos los homosexuales perseguidos a lo largo y ancho del mundo con el mismo afecto y comprensión que ha demostrado con este checheno y que, además de homosexuales, proteja y albergue a las personas perseguidas en sus países de origen por cualquier otro motivo, sexual, nacional, étnico, político, religioso…
Pero… siempre hay un pero que estropea la mejor campaña publicitaria. No todo es de color de rosa, dice “Le Monde”, porque en Francia ya hay 68.000 refugiados chechenos por otros motivos (que no son sexuales) que pueden hacer temer por la integridad física de este refugiado. No quieren que su comunidad se vea “infectada” por la llegada del último de ellos, el más famoso, no vayan los franceses a creer que todos los chechenos, refugiados o no, son como el que acaba de llegar: homosexuales.
La campaña internacional les ha venido tan bien a los homosexuales chechenos que ahora tienen la oportunidad de salir de su país en busca de otros horizontes que allá no tienen. Casi todos quieren hacer lo mismo, pero no para unirse a la colonia de los 68.000 que ya hay en Francia. Es un poco más complicado que eso…
El chollo ha tenido un “efecto llamada” y ahora empiezan a menudear las denuncias a los periodistas y voluntarios de las ONG que han invadido Chechenia en busca de que los homosexuales (o quienes se hacen pasar por homosexuales para abandonar el país) les cuenten las barbaridades de que son objeto. Quizá tengan suerte y alguna ONG les recate de aquel infierno; sólo tienen que explicar su martirio personal: las detenciones, las torturas, los campos de concentración… Incluso el relato queda un poco más completo si se cargan las tintas, si los reportajes dan titulares lo suficientemente llamativos.
Entonces ha llegado el regateo: los homosexuales chechenos están dispuestos a largar lo que haga falta, pero ponen como condición que no les lleven a países, como Francia, en los que ya hay muchos paisanos; quieren algo un poco más recatado, donde no puedan ser reconocidos como chechenos.
Como en otras sociedades atávicas, la homosexualidad en Chechenia es un oprobio no sólo para la familia, como se ha dicho, sino para clanes muy amplios, e incluso para toda la sociedad. La única manera de lavar esa “mancha” es matar al “infame”, una tarea que corresponde a su propio padre y, si no vive, a su tío y cualquier caso a sus hermanos.
Un refugiado gay ha contado a un medio de comunicación una conversación con su madre quien, después de confesarle su amor profundo, le dijo que si sus hermanos le matarían si se enteraban de su condición sexual, “y yo no lo lamentaría”, añadió ella. Cuando en Chechenia alguien se suicida, la mayor parte de las veces es porque su homosexualidad ha salido a la luz o por el temor a que se descubra.
La delegada por los derechos humanos en Chechenia también lo ha explicado, añadiendo que los asesinatos de gays en Chechenia siempre quedan impunes, sin necesidad de que ninguna ley escrita lo autorice. Es la ancestral “justicia privada” que lava los “trapos sucios” dentro de la casa. Todos saben que un familiar ha sido el autor del crimen, pero nadie va a denunciarlo, nadie va a iniciar un juicio por ello, nadie va a testificar…
Por lo tanto, todos esos cretinos que un día sí y otro también se hacen eco del “gulag” para homosexuales en Chechenia son unos farsantes de la peor especie. No saben de lo que hablan. No tienen ni la más remota idea.
La homosexualidad en Chechenia, como en otras sociedades, no es un problema político sino antropológico. Desde luego que Kadyrov, el gobierno checheno o la policía tienen poco que ver, porque en todos los países en los que hay comunidades chechenas relativamente importantes, como Francia, se produce el mismo fenómeno, no sólo con los homosexuales sino con el consumo de alcohol, los bailes o la vestimenta, que también son ofensivas para la familia o el clan del que forma parte.
En Chechenia no hay ningún “gulag” para los homosexuales, lo cual no es ningún consuelo; es bastante peor que eso.
Más información:
— El supuesto gulag de los homosexuales en Chechenia forma parte de la guerra sicológica
— Tres organizaciones gays francesas presentan una demanda contra Chechenia por ‘genocidio’
— La instrumentalización de la homosexualidad contra el islam
En Chechenia no hay ningún gulag contra los homosexuales, claro que no, porque ya toda Chechenia lo es. En vuesto artículo lo decís constatemente y o no os daís cuenta o no lo queréis reconocer.
Y sí que es político el asunto, porque Chechenia pertenece a la Federación Rusa, y una de las políticas de Putin es defender los "valores tradicionales rusos", lo cual significa que si a los chechenos les gusta matar a sus propios hijos por ser gays, Putin no lo va a impedir, pues allí es "tradición". Esto está demostrado en la práctica porque no hemos visto detener a ningún padre, ni a ningún policía, ni a nadie por asesinar o inducir al asesinato. Es tradición matar, dejemos que maten. Así es la Rusia "moral y tradicionalista" de Putin. Y muchos izquierdistas. que prefiero no calificar aquí, le bailan el agua y le aplauden hasta con las orejas.
Por tanto sí que la persecución de gays en Chechenia tiene que ver con la política pues los políticos no la persiguen ya que es una tradición.
Hace poco se publicaron dos noticias con el mismo fondo "tradicional". En una zona islámica de Rusia se practica la extirpación de clítoris a las niñas. Las autoridades rusas intentan resolver el problema, pero lo harán respetando las "tradiciones" espirituales islámicas. En la misma Chechenia una joven fue obligada contra su voluntad a casarse con un alto funcionario, que ya estaba casado con otras mujeres. Al parecer, el funcionario obtuvo una negativa de la familia de la novia, pero ni corto ni perezoso amenazó con represalias, y acabaron cediendo. La foto de la boda era patética, con la novia llorando desconsolada y los invitados aplaudiendo y riéndose. Son sus tradiciones, hay que respetarlas, diría Putin.
Me sorprende lo bien que os cae Putin a muchos izquierdistas. Siendo ultra-conservador, cristiano, machista, homófobo, inagura monumentos a las "víctimas del comunismo", encarcela a comunistas, encarcela a jóvenes por decir que en sus blogs que dios no existe. En fin, no sé qué le veis al Putin de marras. Para mí es mucho menos malo Rajoy, al que detesto profundamente, aclaración que hago por si alguien me intrepreta mal. Lo único que tiene Putin a su favor es que se opone al "imperialismo yanki", pero no lo hace por convicción, sino por interés nacional, y eso lo quita todo el mérito que tiene. Mientras el imperio capitalisa no era una amenaza para Rusia, Putin era un invitado más en todas las fiestas, Rusia estaba en el G8, se firmaron muchos acuerdos comerciales con multinacionales yankis y europeas, Putin era amigo de Berlusconi, de Aznar, etc. ¿Dónde estaba esa oposición "moral" de Putin contra occidente? ¿Por qué los anti-capitalistas no criticábais esta actitud de Putin por aquel entonces? De repente, la cosa cambió con la guerra en Libia. Putin vio que iban a por Rusia y entonces se volvío anti-NWO. Pero se volvió anti-NWO porque el NWO iba a por Rusia, como dije arriba. En fin, vosotros sabéis a que árbol os arrimáis, pero me parece que más ingenuos no podéis ser.
Lo mejor para defender a los homosexuales en Chechenia es que el imperialismo desate otra guerra humanitaria, como ya hizo en los noventa.
¿Se trata de eso? No se lo que le veís los derechistas al imperialismo que os cae tan bien…