La semana pasada el Senado estadounidense rechazó un proyecto de ley para imponer sanciones al gasoducto Nord Stream 2, patrocinado por el senador Ted Cruz. El resultado fue de 55 votos a favor y 44 en contra del proyecto, que necesitaba 60 votos para ser aprobado. Los que votaron en contra del proyecto de ley dijeron que rompería la unidad en Washington y Europa. Los senadores estadounidenses también dijeron que las sanciones de Cruz sobre Nord Stream 2 podrían dañar las relaciones con Alemania, que son muy importantes para la política exterior y la economía de Estados Unidos.
Curiosamente, la votación tuvo lugar mientras funcionarios de Estados Unidos y la UE mantenían conversaciones de alto nivel con sus homólogos rusos. Es muy posible que la decisión sobre el gasoducto Nord Stream 2 fuera el resultado de estas negociaciones.
Los ucranianos y el gobierno lituano apoyaron el proyecto de Cruz, afirmando que Estados Unidos debería hacer todo lo posible para detener la apertura del gasoducto. Anteriormente, el ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, dijo que el acuerdo entre Estados Unidos y Alemania sobre el gasoducto era un error.
El gasoducto está diseñado para exportar gas desde Rusia directamente a Alemania sin pasar por Ucrania, a través de la cual Rusia ha estado enviando gas a Europa durante décadas. Esto privaría a Ucrania de las lucrativas tasas de tránsito. La decisión permitirá completar el oleoducto hasta Europa sin que Estados Unidos imponga nuevas sanciones.
El gobierno lituano ejerce de macarra de Estados Unidos y principal tutor de Ucrania en Europa. Por alguna extraña razón que nadie puede adivinar, considera que el gasoducto es una amenaza para su seguridad. En diciembre firmó un acuerdo con Estados Unidos para mejorar la interoperabilidad de ambos ejércitos, o sea, para convertir a sus minúsculas fuerzas armadas en un vulgar e insignificante apéndice de las estadounidenses. Gasta un dinero que no tiene en compras militares a Estados Unidos, mientras los medios justifican el despilfarro con la retórica de la “amenaza del este”.
Los lituanos han acelerado la compra de un sistema de cohetes de lanzamiento múltiple (MLRS) en medio de la concentración militar de Rusia en su frontera con Ucrania. La decisión de comprar el sistema de Lockheed Martin a Estados Unidos se adelantó a 2026, dos años antes de lo previsto por Vilnius.
Los militares lituanos celebran consultas políticas periódicas con funcionarios estadounidenses para coordinar sus acciones futuras. Pero Estados Unidos, a su vez, ignora la opinión de Lituania y toma sus decisiones sin contar con ellos.
El descontento de la sociedad lituana va en aumento. La semana pasada, durante la habitual conmemoración de los “defensores de la libertad”, una multitud de manifestantes pidió la dimisión del gobierno y del parlamento.