Libia: una guerra que empezó asesinando a Gadafi y puede llevar a Haftar al poder

El general Jalifa Haftar
En marzo de 2011 Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia destruyeron el Estado libio. Los terroristas de la Hermandad Musulmana y Al-Qaeda unieron sus fuerzas, equipadas por Qatar y apoyadas por Gran Bretaña, para tomar la ciudad de Bengasi. La aviación estadounidense y francesa destruyó las tropas de tierra del gobierno y ayudó a los terroristas a capturar y asesinar a Gadafi. El caos se produjo cuando varias fuerzas tribales, milicias locales e terroristas lucharon por el control de las ciudades y el saqueo.

El antiguo general Jalifa Haftar se ha movido en el caos como el nuevo dirigente de Libia. Había participado en el golpe de Estado que llevó a Gadafi al poder, pero se peleó con él y cambió de bando. La CIA lo patrocinó para lanzar un golpe de Estado contra Gadafi. El golpe fracasó y desde 1990 Haftar vivió en Virginia, donde le concedieron la ciudadanía estadounidense.

El intento de Haftar de tomar el poder en medio del caos de 2011 fracasó. Los terroristas de la Hermandad Musulmana lo consideraron un seguidor secular de Gadafi y lo repudiaron.

La situación cambió en 2014 cuando el ejército egipcio destituyó a Morsi, alineado con la Hermandad Musulmana, del poder. Con el general Sisi a las riendas, Egipto quiso eliminar a las bandas yihadistas. Llamaron a Haftar para tomar el control de Bengasi y Emiratos Árabes Unidos financió el proyecto. Con el dinero de Emiratos Árabes Unidos, el apoyo aéreo egipcio, los suministros rusos, el espionaje francés y el apoyo de fuerzas especiales, Haftar fue derrotando poco a poco a las diversas bandas yihadistas y tomó el control de Bengasi.

Le llevó más de tres años consolidar su control y crear un Ejército Nacional Libio (LNA) para hacerse cargo de la parte occidental de Libia, incluida la capital, Trípoli. Esa parte está controlada por varias familias, clanes y tribus rivales, cada una con su propia milicia.

Además, hay un gobierno nominal bajo la dirección de Fayez Al-Sarraj, reconocido por la ONU aunque carece de fuerzas propias. Depende del apoyo de la milicia local en Trípoli y del apoyo de la ciudad costera de Misrata. Esta ciudad tiene una fuerte milicia tribal que incluso explota una pequeña fuerza aérea.

Misrata impidió a Haftar mover sus tropas desde Bengasi a lo largo de la costa hasta Trípoli, en el oeste. Tuvo que hacer un rodeo por el sur, poco poblado. Un primer intento fracasó el año pasado cuando las milicias locales del sur, apoyadas por el ejército argelino, resistieron el ataque de Haftar.

Ahora Argelia tiene sus propios problemas, que han obligado al Presidente Bouteflika a dimitir. El ejército argelino está muy ocupado en casa, buscando un sustituto. De nuevo con el dinero de Emiratos Árabes Unidos, Haftar ha sobornado a las fuerzas del sur, logrado abrirse camino hacia Trípoli. También ha tomado el control de Sirte en el norte y de los campos petroleros de El Sharara cerca de Wasi Al-Hayaa en el sur. El yacimiento produce unos 300.000 barriles de petróleo al día que pueden ser exportados a través de los puertos de Sirte. El control de estos activos dio a Haftar un gran impulso.

El ejército de Haftar está ahora a unos 20 kilómetros de Trípoli, pero la resistencia de las milicias y fuerzas locales enviadas por Misrata se ha intensificado. Las tropas de Haftar tomaron brevemente el antiguo Aeropuerto Internacional de Trípoli, pero fueron desalojados rápidamente. Hoy, los aviones de combate de Misrata siguen atacando a sus fuerzas.

Si Haftar quiere tener éxito, tendrá que tomar el camino entre Trípoli y Misrata para separar a sus enemigos. Entonces podría capturar Trípoli y anunciar la formación de su propio gobierno. Hay rumores de que algunos señores de la guerra de Trípoli están dispuestos a cambiar de bando y unirse a Haftar.

El general cuenta con el apoyo abierto de Francia, Emiratos Árabes Unidos, Arabia saudí, Egipto y Rusia. Trump no ha dado muestras de interés por meterse en este avispero. Haftar es un viejo peón de la CIA y si toma el control sobre Trípoli, hay una buena posibilidad de que Estados Unidos tenga influencia sobre él. Mientras el petróleo libio fluya y mantenga bajo el precio mundial del petróleo, Trump estará contento. Rusia está tratando de permanecer en segundo plano para no dar a Washington una excusa para intervenir.

Los Hermanos Musulmanes, apoyados por Turquía y Qatar, siguen son las potencias que apoyan a Misrata, pero han perdido influencia sobre el terreno.

Haftar y sus tropas parecen tener el viento a su favor. Su ruta de suministro desde Bengasi a Trípoli a través del sur es demasiado larga, pero Francia está ayudando a protegerla manteniendo bajo control a los rebeldes de Chad y Malí en el sur de Libia. La Fuerza Aérea Egipcia podría ayudar de nuevo y destruir todos los aviones que Misrata dejó atrás.

No obstante, la guerra es impredecible y las milicias en Libia a menudo han cambiado de bando inesperadamente. Puede tardar 10 días en llegar a Trípoli sin matar a demasiada gente ó también cabe la posibilidad de que se estallen 100 días de combates intensos. El intento puede fracasar incluso.

Libia es un país tribal. Gadafi pudo controlarlo distribuyendo los ingresos de sus recursos petrolíferos y manteniendo a los yihadistas bajo mínimos. Haftar puede ser capaz de reproducir el modelo. Pero tiene 75 años. Hace un año le tuvieron que trasladar a Francia por una emergencia médica.

Desde la caída de Gadafi, en Bengasi los predicadores wahabíes, formados en Arabia saudí, han introducido un régimen del mismo estilo retrógrado.

https://www.moonofalabama.org/2019/04/libya-from-ghaddafi-to-hafter.html

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