Este era el grito que daba una multitud que apenas llegaba a cien personas en la calle Nuñez de Balboa en Madrid, en el elegante barrio de Salamanca. Unos nenes de papá descontentos con la queda impuesta por el estado español como medida profiláctica para evitar la extensión de la pandemia de coronavirus que viene azotando a España, y que ha producido a la fecha de hoy cerca de 28.000 muertos.
La derecha española, atrasada políticamente tiene su máxima representación en el Partido Popular, una fuerza política menguante en el panorama español, que junto con el partido fascista Vox, llevan adelante una campaña de acoso y derribo del gobierno español, integrado por el Partido Socialista en coalición con el partido Unidas Podemos, una rara amalgama de ex comunistas, progresistas y gente sin partido, que está a la izquierda del Partido Socialista.
En realidad el grito de libertad, no era un pedido de libertad en serio ya que siempre se han movido a sus anchas, más bien era una consigna muy similar a la de otras derechas.
Esta consigna me hace acordar a Yoani Sánchez, la «opositora» cubana que se movía con total libertad en Cuba, hacía declaraciones por radios afines al imperio, y viajaba por el mundo entero, denostando al gobierno cubano por restringir las libertades de los cubanos, y luego volvía a Cuba sin ningún inconveniente. Se sabe que la embajada yanqui en La Habana, la sostenía económicamente, ya que ningún cubano o cubana podían disponer de los medios de que gozaba Yoani Sánchez.
Hoy ella ha sido ya quemada como portavoz de la «disidencia» cubana, y para buscarle un reemplazo, esa «disidencia» ha creado a un grupo de mujeres que se hacen llamar «las damas de blanco» que hacen lo mismo que Yoani Sánchez. El gobierno cubano solo las ubica en un autobús y las lleva a su casa sin que les pase nada.
Algo parecido ocurre con el «presidente encargado de Venezuela» que propicia ataques contra su país, y que lleva a cabo giras continuas para denunciar la falta de libertad en Venezuela, sin que el gobierno bolivariano lo moleste para nada.
No me resisto a recordar como la oposición chilena denunciaba la falta de libertad a que la había sometido la dictadura feroz de Allende.Está claro que no pretendo igualar al gobierno socialdemócrata español con gobiernos auténticamente revolucionarios, pero si quiero llevar a la conciencia de los lectores la intolerancia de que hace gala la derecha española, heredera directa del franquismo, que muestra claramente su carácter antidemocrático e intolerante que recurre a todo tipo de bajezas y falta de escrúpulos con tal de lograr sus fines.
Es curioso que los que reclaman libertad, son los mismos que cercenaron la libertad en los 40 años de dictadura franquista. Nunca abrieron la boca para señalar a Franco como criminal de guerra, la bestial represión que desató en España, las torturas, los fusilamientos, los robos del patrimonio de los vencidos con el argumento de las «responsabilidades políticas», y el culmen de todo ello, cuando se condenaba a los que defendieron la legalidad republicana, por «adhesión a la rebelión».
Si nos fijamos con atención, veremos que muerto Franco, sus amigos siguen ocupando cargos importantes en empresas como Acciona, Abengoa, Entrecanales y Távora y muchas otras. La lista es interminable.
Lenin preguntaba: ¿libertad para que?, y la respuesta es simple y machaconamente repetida: para hacer grandes negocios y robar a los más humildes, sin importarles la vida o la salud de los pobres.
En estos días de pandemia, han aparecido inefables personajes como la presidenta de la Comunidad de Madrid, esa «mater dolorosa», esa Belén Esteban de la política madrileña, que acaba de reconocer que no mandó a los ancianos atacados por la pandemia al hospital. Total si son viejos y se van a morir igual.
Esta es la calaña de los que en el barrio de Salamanca de Madrid piden libertad, vestidos con trajes de Armani y calzados con zapatos Martinelli.