No era el caso de Bruce que no estaba dispuesto a que le riesen las gracias, más bien al contrario practicando casi un «anti-humor» por lo desnudo de sus denuncias y críticas a todo lo habido y por haber en una sociedad tan pacata como hipócrita. Lenny fue un rebelde -más que un revolucionario- de los años 60 que empezó a hacer de sus actuaciones -en locales y cafés- pequeños escándalos públicos en los que tocaba temas como la religión (él era judío neoyorkino: Leonard Alfred Schneider, su verdadero nombre), el sexo, el racismo, el KKK (Ku Klus Klan), las drogas, el aborto y lo políticamente incorrecto con un inconformismo absoluto. Una década, la de los 60, convulsa en las universidades y los suburbios, de contracultura, Vietnam, donde Bruce fue una especie de chivo expiatorio siendo detenido múltiples veces por «blasfemias» o por posesión de drogas.
En 1974 el coreógrafo Bob Fosse (que dos años antes hiciera la célebre «Cabaret» con Liza Minelli y Joel Grey) realizó el biopic «Lenny», una suerte de docudrama enriquecido por el uso del blanco y negro, con un Dustin Hoffman realmente soberbio, imponente.