Los “expertos” de la televisión afirman que la inflación está controlada y que pronto bajarán los tipos de interés. Sin embargo, los indicadores muestran algo bien distinto: los precios del aluminio y el níquel han alcanzado sus máximos históricos.
El mercado mundial de materias primas vive una sacudida sísmica. Tras el anuncio de las últimas sanciones estadounidenses y británicas contra los metales rusos ha registrado un aumento espectacular de los precios de casi el 10 por cien.
La volatilidad del sector no tiene precedentes. Las fábricas están muy nerviosas por el temor de que las sanciones agoten los suministros procedentes de Rusia a los mercados occidentales.
Rusia es un actor importante en la producción de materias primas y tiene una participación importante en el mercado mundial, con el 6 por cien del suministro de níquel, el 5 por cien del aluminio y el 4 por cien del cobre. Las nuevas restricciones impuestas a los mercados prohíben los suministros de los tres metales desde Rusia a la Bolsa de Londres, la plataforma donde se establecen los precios de referencia mundiales, así como a la Bolsa Mercantil de Chicago.
Hasta ahora, los metales habían escapado a las sanciones directas que ya habían perturbado las cadenas de suministro desde el gas natural hasta el petróleo crudo y el carbón. Sin embargo, las nuevas medidas afectarán significativamente al comercio mundial de materias primas.
El Departamento del Tesoro estadounidense aclaró que las últimas sanciones prohíben estrictamente la importación de aluminio, cobre y níquel rusos a Estados Unidos y limitan su uso en los mercados mundiales de metales y en el comercio de derivados extrabursátiles. A pesar de las restricciones, persisten las preocupaciones sobre la posible entrada de metales antiguos rusos al mercado de Londres, todavía permitida, y el hecho de que estas restricciones sólo afectan las entregas a la bolsa, sin ningún impacto en la cantidad mucho mayor de metal comercializado fuera de los almacenes de la LME.
Algunos se consuelan diciendo que las medidas no apuntan significativamente al comercio físico fuera de los almacenes de Londres, lo que podría mitigar el impacto en los precios.
En 2022 la Bolsa de Metales de Londres ya estudió la prohibición de los metales rusos, pero tuvo que dar marcha atrás, argumentando que tal medida sería contraproducente dada la demanda constante en el mercado físico. El cambio de rumbo puso de relieve los complejos desafíos que enfrenta el mercado mundial de metales a causa de las presiones militares de los imperalistas.