Las sanciones se aprobaron para arruinar a Rusia no sólo económicamente, sino también tecnológicamente, según el conocido anuncio de la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock. Las prohibiciones de suministro de productos electrónicos debían paralizar la industria armamentística rusa.
Pero tampoco sucederá: Rusia también ha conseguido burlar las sanciones en el sector tecnológico. Es más, importa más microprocesadoses y semiconductores que antes de la guerra.
El suministro de microprocesadores y semiconductores a Rusia está sujeto a sanciones. Grandes empresas del sector como Intel, AMD, el gigante taiwanés TSMC y la empresa holandesa Nexperia cesaron sus actividades en Rusia casi de la noche a la mañana.
A finales de marzo Biden estaba exultante. Anunció que Rusia regresaba “camino del siglo XIX” debido al ataque a Ucrania. En septiembre la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, añadió por su cuenta que la industria rusa estaba en ruinas. “El ejército ruso utiliza chips de lavavajillas y frigoríficos para reparar sus equipos militares, porque ya no hay semiconductores”, dijo en un discurso ante el Parlamento Europeo.
El semanario alemán Die Zeit asegura, remitiéndose a un informe oficial, que las sanciones occidentales no han reducido en absoluto las importaciones rusas de componentes electrónicos, sino todo lo contrario. El año pasado Rusia importó incluso más procesadores y semiconductores que antes de la guerra. En total, las importaciones en este segmento aumentaron de 1.800 millones de euros a 2.450 millones.
Las importaciones rusas cayeron sólo un 16 por cien a lo largo del año. En noviembre fueron sólo un 15 por cien inferiores a la media mensual de 2021. A principios del año pasado, poco después del inicio de la guerra, los “expertos” seguían pronosticando una caída de al menos entre el 30 y el 40 por ciento.
La capacidad de Rusia para sortear las sanciones se debe a países como China, Turquía y Emiratos Árabes Unidos, que se han apresurado a llenar los huecos dejados por las multinacionales occidentales. También sirven de emplazamiento a intermediarios rusos que compran tecnología occidental a través de empresas pantalla. Al mismo tiempo, están llenando con sus propios activos los huecos dejados por las sanciones y la retirada de los grandes monopolios occidentales.
El socio comercial más importante para Rusia es ahora China. Las importaciones procedentes del país asiático aumentaron un 13 por cien en 2022. Sin embargo, muchas empresas occidentales como Apple o Ikea habían abastecido el mercado ruso antes de retirarse de las fábricas chinas. Esta caída se ha compensado. Las empresas chinas suministran ahora la mayoría de los coches nuevos y smartphones, ordenadores, pero también equipos pesados como maquinaria de construcción y camiones. Solo las exportaciones de camiones de China se han más que triplicado en 2022. Las importaciones de equipos de construcción se han duplicado.
Sin embargo, las importaciones de chips electrónicos son probablemente las más importantes desde la perspectiva rusa. Junto con Hong Kong, China suministró semiconductores por valor de 900 millones de dólares en 2022, más del doble que en 2021.
—https://zuerst.de/2023/02/10/die-naechste-sanktions-blamage-russland-importiert-mehr-mikrochips-als-vor-dem-krieg/