‘Sobre la nieve’, del pintor soviético G.Nissky |
El banco les pide 282.000 millones de rublos, unos 4.000 millones de euros. Contra todo pronóstico, los dos hermanos no fueron encarcelados y huyeron a Londres. La indulgencia hacia ellos sugiere una protección de las altas esferas del Kremlin.
En efecto, una gran parte de sus propiedades han quedado embargadas por el tribunal. Entre ellas se encuentra el Instituto Ruso de Arte Realista (conocido con el acrónimo ruso Irri), un museo privado con una superficie de 4.500 metros cuadrados creado en 2011 por Alexei Ananiev en una fábrica textil que data de antes de la revolución.
El cambalache parece claro: a cambio de apoderarse de las obras de arte, el gobierno ruso ha dejado escapar al exilio a ambos hermanos.
Pero la noticia es mucho mas sabrosa porque hasta ahora nos habían asegurado que el realismo socialista era una mierda desde el punto de vista artístico, panfletos que no valían nada, como todo lo que se logró en la época soviética.
Es casi seguro que los hermanos Ananiev, unos ortodoxos muy piadosos, no compraron (o sea, robaron) todas esas obras por sintonía ideológica con los comunistas, sino por su valor de mercado. El valor acumulado de las obras expuestas asciende a varias decenas de millones de euros, según el sitio web Artguide.com. Una de las obras de Georgy Nissky, “Sobre la nieve”, fue adquirida por Alexei Ananiev de Sotheby’s por 2,9 millones de dólares en 2015.
Los marchantes y los coleccionaistas saben de los precios del mercado del arte más que los críticos de arte occidentales y las grandes cadenas de intoxicación. Nos enteramos de que el Irri está muy vigilado por una legión de guardias de seguridad que custodian los tesoros artísticos soviéticos, quela entrada sólo cuesta 4 euros y que, además, es un museo modélico en el mundo.
En sus paredes cuelgan todos los grandes nombres del realismo socialista, las joyas del arte soviético. Entre las pinturas más famosas se encuentran las de George Nissky “Sobre la nieve” y “On the Road”; Retrato de Clement Voroshilov en su oficina de Isaak Brodsky; Athlete atando una cinta de Alexander Deineka; Conferencia de Teherán y Clement Voroshilov y Maxim Gorki practicando tiro en la Casa Central del Ejército Rojo de Alexander Guerasimov.
El arte soviético ya padeció un primer ataque al caer la URSS, con la privatización (o sea, el saqueo). Ahora puede llegar el segundo que acabe defiitivamente con él. ¿Qué harán los acreedores con el museo?, ¿venderán las obras de arte para cobrar el dinero que les deben?
De momento el museo está cerrado por tiempo indefinido.