Empresas chinas como CNGR y Gotion han anunciado inversiones colosales, del orden de varios miles de millones de dólares, en la producción de baterías eléctricas en Marruecos. El objetivo no es el mercado local, ni tampoco África; es el Viejo Continente.
Mientras la Unión Europea levanta barreras arancelarias a las importaciones chinas, particularmente en el sector de vehículos eléctricos y baterías, Pekín busca activamente alternativas para sortear los obstáculos.
Marruecos se perfila como un socio estratégico para China, que busca nuevas rutas comerciales para llegar a Europa, eludiendo las barreras arancelarias. Rabat atrae inversiones masivas, particularmente en el sector de las nuevas tacnologías. El país norteafricano no sólo es la puerta de entrada a Europa, sino también a Estados Unidos.
Ante los crecientes desafíos que plantean las tensiones comerciales con Occidente, China intensifica sus esfuerzos para mantener abierto el acceso a los mercados europeos y estadounidenses. Su estrategia forma parte de una estrategia más amplia de redefinición de las cadenas internacionales de suministro, donde China trata de preservar su posición dominante en industrias de vanguardia.
El atractivo de Marruecos para los inversores chinos se basa en varios factores clave. Sus acuerdos de libre comercio con la Unión Europea y Estados Unidos brindan acceso privilegiado a esos mercados. Además, el país cuenta con recursos minerales esenciales para la fabricación de baterías, como cobalto, cobre y fosfato. Esta combinación única posiciona a Marruecos como un eslabón crucial en la estrategia china de eludir el blqueo comercial occidental.
La convergencia de los intereses chinos y marroquíes no se limita únicamente al aspecto comercial. Marruecos, que en menos de quince años se ha convertido en el principal productor de automóviles de África, ofrece su infraestructura logística. El puerto de Tánger, situado a 30 kilómetros de las costas españolas, permite enviar contenedores a Europa y Estados Unidos al instante.
La compatibilidad entre Marruecos y China abre el camino a proyectos ambiciosos, que podrían transformar el panorama industrial marroquí y fortalecer su posición en la cadena internacional de producción de vehículos eléctricos. Para Marruecos es una oportunidad única de posicionarse como un importante centro industrial y tecnológico a escala mundial.