La mayor parte del crecimiento propagandístico se produce entre los medios sunitas, que pasaron de 43 en 2011 a 55 en 2014. Por su parte, las chiítas pasaron de 5 a 11, mientras que las cristianas pasaron de 2 a 9 en el mismo periodo de tiempo.
En total, en 2014 había 75 cadenas de televisión religiosas en Oriente Medio, por sólo 50 en 2011.
Fuera de Oriente Medio, por ejemplo en el Magreb, las cadenas confesionales tienen multitud de seguidores a través de los satélites de comunicaciones.
En sus sermones, los ulemas (eruditos religiosos) lanzan frecuentes “fatwas” con más contenido político que religioso. Al no haber conocido la revolución burguesa, el mundo musulmán no diferencia la religión de la política, es decir, no disimulan, así que la teología es una parte de la política, al estilo de lo que aquí antes se llamaba “nacionalcatolicismo”.
La política abre y cierra las televisiones, incluidas las islámicas. Por ejemplo, tras el derrocamiento de Morsi, en 2013 Egipto cerró tres cadenas de televisión islamistas.
En español coexisten la saudí Córdoba Televisión y la iraní Hispan TV, dos cadenas que contrastan como el día y la noche. Dios también tiene el corazón partido. El dios es el mismo, pero la primera cadena difunde el típico mensaje wahabita ultrareaccionario, mientras que la segunda defiende posiciones progresistas.