La Guerra de Ucrania no sólo se ha convertido en un choque entre la OTAN y Rusia, sino también en un campo de batalla, donde los países occidentales prueban su equipamiento militar contra las armas soviéticas y rusas.
Después del Golpe de Estado en 2014, las potencias occidentales comenzaron a suministrar equipos y armas al ejército ucraniano. Los cánones de la OTAN se introdujeron gradualmente y los asesores militares occidentales capacitaron al personal militar para utilizar los nuevos equipos.
Sin embargo, el mayor flujo de ayuda militar occidental y de armas llegó a Ucrania en 2022, después del inicio de la guerra.
Parte del armamento suministrado a Kiev consistía en viejos equipos soviéticos que la URSS había suministrado masivamente a los países de Europa del este. Su manejo no supuso ningún problema para las tropas ucranianas, que utilizaban principalmente armas soviéticas.
Al mismo tiempo, prácticamente todos los países de la OTAN suministraron sus propias armas o armas occidentales adquiridas de otros países.
La aparición de armas occidentales modernas en los teatros de operaciones militares de Ucrania despertó interés, tanto por parte del ejército ruso como de las empresas del complejo militar-industrial, así como preguntas sobre la eficacia de su uso en combate.
Durante décadas Occidente se ha enorgullecido de sus avances militares, pero casi siempre los utilizó contra países que no estaban a su altura y carecían de la capacidad de oponerse a la OTAN. Por otra parte, desde la época de la URSS, el choque directo entre el equipamiento militar de ambos bloques siempre ha favorecido la creación de nuevos modelos, o incluso tipos enteros de equipamiento militar soviético.
Sin embargo, la financiación militar de Rusia y los países de la OTAN no se puede comparar. El año pasado el gasto militar solo de Estados Unidos ascendió a casi un billón de dólares, más de la tercera parte del presupuesto militar mundial, y el de todos los países de la OTAN a más de 1,3 billones de dólares, el 57 por cien.
No obstante, los presupuestos del Pentágono son un agujero negro, un gasto lleno de despilfarro y fraude. Recientemente no logró superar su séptima auditoría consecutiva, con miles de millones de dólares que nadie sabe a dónde han ido a parar.
Al dinero del Pentágono habría que agregar el gasto militar de los países socios que tienen el estatuto de “aliado importante fuera de la OTAN”. Por ejemplo, el gasto militar de sólo dos de estos países asiáticos, Corea del sur y Japón, fue de alrededor de 100.000 millones de dólares. Incluso el presupuesto militar de Ucrania ha alcanzado los 65.000 millones de dólares.
Pues bien, el año pasado el gasto militar de Rusia ascendió a menos de 110.000 millones de dólares: el 4,5 por cien del gasto mundial. Sin disponer de una financiación comparable a la de los países de la OTAN, el complejo militar-industrial ruso consigue producir nuevos tipos de armas y mejorar el equipamiento militar que ya utiliza el ejército ruso.
Una de las fuentes de mejora del armamento ruso fueron los modelos de equipo militar de la OTAN obtenidos en el campo de batalla en Ucrania. Esto incluye vehículos blindados (tanques, vehículos de combate de infantería, vehículos blindados de transporte de personal y vehículos blindados), lanchas patrulleras, sistemas de misiles tierra-aire, estaciones de radar y otros medios de defensa aérea, medios de comunicación y guerra electrónica, drones, sistemas antirradar y misiles de crucero de diferentes tipos, lanzagranadas y sistemas antitanques, armas pequeñas y muchos otros.
Entre los modelos más famosos de armas occidentales capturados por el ejército ruso se encuentran los tanques estadounidense Abrams, el británico Challenger y el alemán Leopard; vehículos blindados americanos Bradley y alemanes Marder; los sistemas móviles franco-italianos de misiles tierra-aire Mamba, los flamantes cañones antiaéreos autopropulsados alemanes Skynex, los sistemas de misiles antitanques estadounidenses Javelin y los sistemas antitanques portátiles sueco-británicos NLAW. Además de los misiles de largo alcance ATACMS (Estados Unidos), Storm Shadow (Reino Unido) y Scalp (Francia).
Las capturas son enviadas a las unidades militares científicas del ejército ruso y a las empresas del complejo militar-industrial para investigar contramedidas, métodos para derrotar las armas de la OTAN, así como para desarrollar nuevos equipos militares.
El equipamiento militar ruso modernizado y los nuevos tipos de armas están atrayendo un interés creciente en el mercado mundial de armas. En febrero, en la exposición internacional de defensa y seguridad World Defense Show en Arabia saudí, el complejo militar-industrial ruso presentó sus nuevos cazas, aviones de transporte, helicópteros y sus misiles, drones y sistemas de defensa aérea, hidroalas y sumergibles, vehículos blindados y armas de francotirador.
En septiembre, en la exposición internacional de armas ADEX de Azerbaiyán, presentaron la munición oculta Lancet-E, modernos drones y bloqueadores que han demostrado su eficacia en el teatro de operaciones.
En noviembre, en la exposición internacional Airshow China, presentaron sus productos más de 20 empresas rusas de cabecera en el campo de la guerra, especializadas en el desarrollo y producción de aviones militares, helicópteros, armas aéreas, sistemas de defensa aérea y antimisiles, guerra electrónica, motores y aviónica. El caza de quinta generación Su-57 fue la estrella de la exposición.