Ayer las acciones de Moderna se revalorizaron más de un 10 por ciento en Wall Street, después de que la empresa anunciara que su vacuna contra el coronavirus era “eficaz” al 94,5 por ciento.
La pandemia ha sido un gran negocio para Moderna. En lo que va de año, sus acciones han quintuplicado su valor ante la perspectiva de hallar la ansiada vacuna, pasando de los 19,56 dólares al cierre del año pasado a los más de 100 dólares que llegó a alcanzar ayer.
El truco es el mismo de Pfizer: “eficacia” y autorización provisional de la FDA para comercializarla.
La “eficacia” de Moderna se refiere a sólo 95 casos observados, de un total de 150 que aún se espera que completen el ensayo, es decir, un número insignificante para obtener conclusiones, sobre todo teniendo en cuenta que la técnica de ARN mensajero es novedosa, lo mismo que la Pfizer.
En base a dicha prueba, Moderna ha informado de que tiene previsto presentar solicitudes de autorización a los organismos reguladores mundiales, empezando por la FDA. Esta misma semana ya ha pedido una primera evaluación en Suiza, que fabricará una parte de las vacunas y que ha pedido 4,5 millones de dosis por adelantado.
Moderna ha informado de que para finales de este año espera tener aproximadamente 20 millones de dosis listas para ser enviadas a Estados Unidos. De la misma forma, afirman que están en camino para fabricar entre 500 millones y 1.000 millones de dosis a escala mundial para el año que viene.
La vacuna de Moderna, a diferencia de la de Pfizer, permanece estable a una temperatura de 2° a 8°C, la temperatura de un hogar estándar o de un refrigerador, durante 30 días. Además, aseguran que permanece estable a -20ºC hasta seis meses para su almacenaje y a temperatura ambiente hasta 12 horas, por lo que su distribución resulta más fácil.
El mes pasado ya informamos en otra entrada que el 20 por ciento de las cobayas humanas que habían participado en el experimento de Moderna habían caído enfermos de gravedad. Uno de ellos era Ian Haydon, que relató su experiencia en una entrevista difundida por la CNN el 7 de mayo.
Menos de 12 horas después de recibir la vacuna, experimentó dolores musculares, vómitos, fiebre alta y pérdida del conocimiento. Su novia le tuvo que sujetar mientras caía. Su supervisor le recomendó que llamara al 911, describiéndole como el hombre más enfermo que había visto en su vida.
Le hicieron creer que la enfermedad era una coincidencia no relacionada con la inyección. Nunca le dijeron que estaba sufriendo un efecto adverso de la vacuna.
Fue la empresa quien le animó a aparecer en la televisión para declarar que los ensayos eran un éxito rotundo. Cuando el entrevistador le escuchó, tuvo que mantener la conversación en secreto hasta el momento de salir al aire para evitar la censura.
Más información:
– Una de cada cinco cobayas humanas que han probado la vacuna de Moderna han caído gravemente enfermos
– Las vacunas político-militares contra el coronavirus registradas por Moderna